El efecto refrescante de la brisa marina queda patente en el caso de la estación de Corón, en Vilanova. En junio la temperatura máxima en ese lugar ni siquiera llegó a los 29 grados, y en lo que va de julio fue de 31,5 grados, obtenidos también el día del Carmen, que ha sido hasta ahora la jornada más calurosa del verano. En Corón solo se ha pasado dos días desde el 21 de junio de los 30 grados centígrados de máxima.

Ese alivio que ofrece la brisa es lo que ayer empujó de nuevo a miles de arousanos y turistas a las playas. Los arenales de A Illa, Vilanova, O Grove o Vilagarcía se llenaron desde primera hora de la tarde, aunque los más previsores ya fueron a coger sitio antes de comer. Eso redundó, como está ocurriendo prácticamente todos los domingos desde hace un mes, en largas retenciones de tráfico al atardecer en determinadas carreteras próximas a las playas, como es el puente que une A Illa con el continente.