La reacción de la comunidad de montes de San Miguel de Deiro, que amenaza a la Cofradía de Vilanova con alertar al Seprona por acumular algas en sus terrenos ha sorprendido a la patrona mayor, María José Vales Martínez, quien no tiene constancia de que se celebrase una asamblea general de los comuneros para tomar esa decisión. Vales asegura que no entiende la reacción de la directiva, sobre todo porque "el sistema para la retirada de algas es el que llevamos haciendo treinta años, eliminarlas de las playas, acumularlas en determinados espacios acotados, y allí, los vecinos que las necesitan para abonar sus fincas las recogen".

Es cierto que, en alguna ocasión, las algas pueden pasar en la zona varios días, pero "lo normal es que sean retiradas en un plazo breve de tiempo". De todas formas, la patrona mayor, vecina precisamente de San Miguel de Deiro, lamenta que no se haya celebrado una asamblea general de la comunidad para analizar este tema, ya que "el 80% de los mariscadores son de esta parroquia y sufren los problemas que generan las algas en los bancos marisqueros".

No en vano, dejar que las algas permanezcan en las playas puede suponer un duro golpe económico para las 220 mariscadoras a pie de la Cofradía de Vilanova. La putrefacción de las algas en los arenales acaba con el oxígeno, provocando la mortandad en toda la producción. Pero a ese problema se añade el hecho de que el terreno sobre el que se registra la putrefacción de las algas tarda entre dos y tres años en regenerarse. "Tengo muy claro que no voy a jugar con el futuro económico de todas esas personas y en las decisiones que se han tomado siempre se han priorizado los 220 puestos de trabajo", explica. Vales reconoce que ha tenido entrevistas con la directiva de la comunidad de montes, "donde se les explicó, por activa y por pasiva, que las algas en las playas no pueden quedarse y que a ellos no les afectaba tanto, ya que esos terrenos no se encuentran próximos a ningún punto turístico de Vilanova".

Los comuneros alertaron el pasado fin de semana de la situación en la que se encontraban varias parcelas de su propiedad, donde se acumulan las algas procedentes de las sucesivas limpiezas realizadas por las mariscadoras. Los comuneros consideran que esta situación no puede perdurar en el tiempo, ya que ellos no han autorizado el depósito de las algas en ninguna de sus parcelas, por lo que han puesto los hechos en conocimiento del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil para que tome los datos que consideren necesarios. Desde la directiva de la comunidad consideran que la Cofradía se ha excedido y no están dispuestos a consentir que "quieran pasarnos por encima".