El Concello de Vilagarcía ha cumplido la palabra dada a los alumnos del instituto Castro Alobre y ha vuelto a dotar de señal acústica al paso de peatones emplazado a la salida del centro. Cuando la luz para los peatones es verde, un sonido alerta a los invidentes de que ya pueden cruzar con seguridad la carretera, aunque la señal solo suena en la acera derecha de la calzada en dirección al centro de la ciudad. Esto dificulta que se escuche desde el otro margen, en el que se encuentra la puerta de salida del instituto, ya que el ruido de los motores de los vehículos difumina el pitido que emite el semáforo.
La dotación de l señal acústica fue una reclamación que hicieron al alcalde alumnos del propio centro, en el que estudia un joven invidente. Alberto Varela reconoció ante los estudiantes que "no tiene perdón haberla retirado", porque la señal se colocó en su día y apenas duró una semana. Vecinos de la zona se quejaron por el ruido del semáforo durante la noche y, en cuestión de días, volvió a retirarse el dispositivo. En su charla ante los alumnos, el regidor aludió a su condición de "novato" y apuntó que no puedo controlar todas las pequeñas cosas" que ocurren en la ciudad. "Nos equivocamos al sacar la señal. Está mal hecho y es fundamental que vosotros nos hayáis llamado la atención. En nuestra mano está rectificar y se hará".
Un grupo de estudiantes del Castro Alobre realizaron durante varios días un trabajo consistente en recorre la ciudad en silla de ruedas para comprobar su accesibilidad. Se toparon con que aceras estrechas, bordillos incluso en los pasos de cebra, rampas imposibles o escaleras suponen un obstáculo para las personas con discapacidad. El Concello reserva una partida de 50.000 euros para mejorar la accesibilidad a los edificios municipales.
