Una falta alarma de escape de gas en el colegio Filipense motivó, en marzo, el último encontronazo entre Bomberos y Protección Civil. Los primeros, avisados por el Ayuntamiento, acudieron al centro educativo sin comunicar la incidencia al 112, por lo que los segundos tuvieron conocimiento de la alerta por cauces extraoficiales. "Si en vez de un conato se produce una deflagración estaríamos hablando ahora de una tragedia", incidían entonces los bomberos, apelando a su condición de profesionales preparados para prestar auxilio en determinado tipo de emergencias. Para aclarar las competencias de cada cual, el Concello anuncia la redacción de un nuevo protocolo, por lo que ambas partes mantendrán de ahora en adelante reuniones técnicas "a fin de mejorar el servicio que prestan a los ciudadanos. Además, para favorecer el clima de colaboración, los dos cuerpos participarán en jornadas de adiestramiento y actualización de sus conocimientos".