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Vecinos de San Martiño se reúnen para urgir el arreglo de la iglesia

El siniestro fue a mediados de abril y el templo sigue cerrado

Una vecina junto a los cascotes caídos del campanario, cuando se produjo el accidente. // Noé Parga

Los vecinos de San Martiño de Meis han convocado una reunión para el sábado próximo. Será a las 11 de la mañana, delante de la iglesia, y el objetivo del encuentro es hablar entre todos de los pasos a dar ante la demora que en su opinión está experimentando el arreglo del templo parroquial.

Un rayo cayó a mediados de abril pasado sobre el campanario de la iglesia, destrozándolo parcialmente. Posteriormente, los bomberos tiraron algunas partes más que amenazaban derrumbe, y desde entonces la iglesia permanece cerrada. Los vecinos tienen que acudir a las parroquias vecinas para oír misa o para la celebración de los sacramentos, y dado que dos meses y medio después del siniestro el templo sigue cerrado y aún no han trascendido novedades sobre el arreglo del campanario, ya se han cansando de esperar.

En parte del vecindario existe malestar, pues consideran que la parroquia ya debería haber iniciado la reparación del campanario. La controversia se produce porque hay dos planteamientos distintos. Por un lado, el cura que se encarga de esta parroquia, Ramón Vázquez, sugiere que se aproveche la obra para tirar el campanario actual (que es de ladrillo y muy antiguo) y se construya uno nuevo de piedra. En realidad, los vecinos ya llevaban un tiempo pensando en ese proyecto antes de que la caída del rayo a mediados de abril les obligase a reconsiderarlo todo.

El cura cree que lo más lógico es obrar en el campanario en una sola ocasión y dejarlo ya todo listo para evitar la incomodidad de que haya trabajos dos veces, primero de reparación y luego de reconstrucción. Y así se lo ha transmitido hace apenas una semana al consejo pastoral de la parroquia.

Pero no todos están de acuerdo con esa postura. Otros vecinos opinan que la reconstrucción del campanario es un proyecto excesivamente caro y ambicioso -Sisán, en Ribadumia, sí lo hizo, pero le llevó varios años conseguirlo y ha necesitado del apoyo económico de la Diputación, el Concello y el Arzobispado-, y que es mejor ir a lo práctico y realista, y arreglar únicamente lo destrozado por la tormenta eléctrica para que la iglesia pueda volver a abrirse al culto.

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