La de hoy es una jornada para lavarse la cara con buenas hierbas, y en algunos casos incluso para ducharse en ellas de cuerpo entero. La idea es utilizar las plantas que se recogieron ayer y, como marca la tradición, se dejaron en agua toda la noche. Desprenden un olor agradable que recuerda al campo y al pasado, cuando en prácticamente cada casa se recolectaban esas aromáticas hierbas que ahora incluso se ponen a la venta. Es una de las costumbres que rodean a la noche mágica, y dicen que al lavarse con el agua "bendecida" por San Xoán se limpian cuerpo, alma y espíritu, alejando a las meigas que pudieran quedarse rezagadas tras la hoguera de anoche.

Otra de las tradiciones en el rural es la de depositar en un vaso la clara de huevo y colocarlo en la ventana antes del ocaso. En teoría hoy se habrá convertido en alguna interesante figura.

La que se va perdiendo más es la costumbre de sustraer carros, portales, gamelas y otros objetos en un lugar determinado para trasladarlos a otro sitio, a veces a kilómetros de distancia y sin causar daños. Tristemente esto ha derivado en los actos de vandalismo que se suelen producirse año tras año.