Aunque el sol se resiste a salir en estas últimas semanas de primavera, en las pocas ocasiones en las que lo ha hecho ha provocado que las playas de la comarca se llenasen hasta la bandera. Un ejemplo fue el parque de Carreirón, en A Illa de Arousa, un espacio con un alto valor natural, pero a la vez, muy frágil que sufre con la masificación. Uno de los problemas que ha acarreado la llegada de los bañistas ha sido el incremento de la suciedad y la acumulación de la basura en diferentes puntos del parque, especialmente en las playas. Botellas de plásticos, colillas, bolsas y otro tipo de materiales similares han incrementado su presencia desde el puente del Día das Letras Galegas, la primera "invasión" que sufrió Carreirón este año, y que se convirtió en el inicio de muchas más que tendrán lugar durante el verano.

De esta situación se hizo ayer eco el alcalde, Carlos Iglesias, que apeló a la concienciación ciudadana para evitar que sucedan este tipo de circunstancias.

"En las pocas jornadas calurosas de las que hemos disfrutado hasta el momento, ya se ha notado un incremento de residuos urbanos en el interior del parque, de personas que no recogen la basura que generan durante su estancia en él", aseguraba ayer Iglesias antes de instar a los visitantes a que "sean lo más pulcros posible, ya que se encuentran en un hábitat natural extremadamente frágil, al que cualquier alteración, por mínima que sea, le puede afectar".

Insta a las personas que se acercan a disfrutar de una jornada de sol y playa en el interior de Carreirón a "retirar toda aquella basura que generen, por poca que sea, y que la depositen en el punto de contenedores que se encuentra a la entrada del mismo". En el interior de Carreirón no existe ninguna zona de contenedores para arrojar la basura, un extremo que tiene su explicación en que "instalar este tipo de elementos en zonas protegidas como Carreirón está prohibido, por eso se encuentran colocados en el exterior".

El parque de Carreirón se encuentra incluido dentro de la Rede Natura 2000 y del Convenio Ramsar, dos figuras de protección medioambiental que luce desde hace años. Pero a mayores, los propios comuneros, titulares de los terrenos, fueron los primeros en darse cuenta de la necesidad de proteger este espacio. Ellos fueron los que colocaron las vallas que delimitan el parque poco antes de la apertura del puente de A Illa con el objetivo de evitar que los vehículos pudiesen dañarlo. A pesar de que se trata de una pequeña superficie, Carreirón es un lugar de referencia para los amantes de la ornitología por la gran variedad de especies que pueden observarse en su interior.