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El homenaje que esconde el Monte Xiabre

La falta de cuidado pasa factura al monolito en memoria de los tres tripulantes fallecidos al estrellarse un avión contraincendios

Monolito en memoria de los tres pasajeros del avión. // FdV

"Tres muertos al estrellarse un hidroavión de Icona en Vilagarcía", titulaba FARO DE VIGO el 9 de septiembre de 1976. Un día antes un terrible accidente había segado la vida al alférez José Luis Herráiz, el brigada José Cachofeiro y el sargento José Pérez Belmonte en la ladera del Monte Xiabre cuando trabajaban en la extinción de un incendio forestal. Esa noche, cuenta la crónica, iban a celebrar una cena con motivo de las 10.000 horas de vuelo sin accidentes, pero un fallo en los motores del aparato acabó en tragedia. La avería "hizo imposible el vuelo". El hidroavión "fue perdiendo altura, a velocidad normal. Al acometer unos árboles perdió un ala, para estrellarse unos doscientos metros después. El aparato ardió, quedando totalmente destrozado, convertido en un montón de hierros retorcidos. Y los tripulantes, después de una trágica búsqueda por los montes, aparecieron totalmente carbonizados", relata la noticia. Perecieron "entre los escombros, entremezclados con el hierro, en cumplimiento de servicio, cuando retaban valientemente un mal que tan sensibilizados nos tiene: los incendios forestales. Y con el monte y para el monte se apagaron tres vidas humanas que hoy, los vilagarcianos, lloramos como algo nuestro".

Efectivamente, para llorarlos se erigió en el lugar del accidente un monumento de piedra en memora de las tres víctimas. Cuarenta años después, la falta de cuidado ha pasado factura al monolito. Luce un aspecto negruzco que hace prácticamente imposible leer los nombres de los desgraciados miembros del Grupo 43. Perdieron "sus vidas en defensa de los bosques de España", un "ejemplo", se distingue. Las dos aspas que acompañan a la enorme piedra están llenas de pintadas. Los vándalos no han respetado la memoria de los muertos y con espray blanco escribieron "fly", vuela en inglés y dibujaron más de una decena de diamantes. El entorno tampoco hace justicia al emotivo homenaje, rodeado de suciedad y mobiliario roto. Es la tónica en la zona, aquejada por la falta de mantenimiento. Unos metros ladera arriba, escombros de la antigua perrera y un parque forestal sin árboles y lleno de desperfectos. Unos metros ladera abajo, elementos de un área recreativa hechos añicos. La parrilla, en concreto.

El papel de los vecinos

Si algo destacan las crónicas de la época en relación al accidente del hidroavión es el papel jugado por los vecinos de los núcleos más próximos. Nada más percatarse del suceso salieron en busca de supervivientes. Así lo recogían las páginas de FARO: "Gentes del lugar se echaron al monte tratando de encontrar a algún tripulante que se hubiese arrojado del aparato en vuelo y aún estuviese con vida. Pero la búsqueda fue, desgraciadamente, inútil".

Un cuarto de siglo después, el 8 de septiembre de 2001, una veintena de integrantes del Grupo 43 demostraron su admiración y respeto hacia sus compañeros fallecidos en un emocionado acto a los pies del monolito. Colocaron una corona de laurel a los pies del monumento al tiempo que dos aviones contraincendios planeaban sobre el lugar. "Continuaremos con nuestra labor de lucha contra el fuego. Somos la fuerza de choque. Morir por la patria, servir a España", arengaba el coronel Javier Alonso López.

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