La mámoa 4 de Areoso presenta diversos aspectos que la hacen excepcional desde el punto de vista de la investigación arqueológica. Aparentemente el dolmen está intacto desde que fue empleado como tumba hace más de 4.000 años, con la excepción de la caída de la losa de cubierta hacia el interior debido al peso de la arena y el vaciado parcial por la acción del mar. Esto es algo excepcional, ya que en el continente todas las mámoas fueron saqueadas, bien en busca de tesoros o bien para reutilizar las losas de piedra que formaban los sepulcros centrales.

La acidez de los suelos de Galicia provoca la desaparición completa de restos orgánicos en yacimientos tan antiguos, de ahí que nunca se han localizado restos óseos de las personas que se sepultaron en los dólmenes. Esta situación cambia en ambientes marinos, por lo que es posible que en la mámoa 4 de Areoso se puedan localizar, por primera vez, restos humanos. Por otra parte, la tipología de la cámara es hasta el momento completamente desconocida en Galicia, por lo que resulta de interés conocer tanto su cronología como el modo en que fue empleada.

La presencia del conchero sobre la coraza de la mámoa puede servir para conocer los rituales y celebraciones que se harían en el entorno de los monumentos megalíticos, que en el continente se desconoce por la desaparición de los restos orgánicos. Se trata de un importante depósito de conchas, espinas de peces y erizos de mar, huesos de animales y cerámicas prehistóricas. Es el segundo conchero conocido en Galicia de épocas anteriores a la Edad del Hierro y el de mayores dimensiones. El otro fue localizado también en el islote Areoso.