-¿Le está perjudicando la meteorología de esta primavera?
-Sí, a mí y a todos. Por mucho que tengas el escaparate lleno de sandalias, si no para de llover pocas vas a vender.
-Las previsiones para los próximos días apuntan a tiempo seco y soleado ¿Puede cambiar aún la situación para el comercio?
-Aunque empiece ahora mismo el buen tiempo ya llega tarde, porque el 1 de julio empiezan las rebajas, y eso la gente lo sabe. Quien compra ahora es porque realmente necesita el artículo.
-¿Tiene el buen tiempo un efecto estimulante en el consumo?
-Los hombres tardan más en animarse a comprar. Para que un hombre se compre unas sandalias tiene que sentir el calor en los pies. A las mujeres les llega con ver un par de días el sol.
-Pero las lluvias de estos meses les habrán ayudado a deshacerse de las existencias de invierno.
-Sí que nos ha ayudado a ir vendiendo más los restos de invierno, pero más que vender, lo que hicimos fue malvender.
-Al margen de la presente campaña de primavera-verano. ¿Hay un repunte en el consumo?
-Yo no lo veo, y no solo no lo noto en las ventas, sino también en el hecho de que la gente viene a la tienda pidiendo imposibles. Si le pides ahora a la gente 65 euros por unos zapatos Fluchos le parecen caros. Y eso que son los mismos zapatos por los que hace unos años pagaban 80 o 90 euros.
-¿Qué opina de la liberalización de los horarios?
-No estoy de acuerdo con esas medidas. Yo, particularmente, fuera de fechas muy señaladas me niego a abrir un domingo. También tengo mi vida. En cuanto a las rebajas, un periodo concreto sería bueno para nosotros y los consumidores.