Manuel D.G., de unos 38 años, presuntamente se quitó la vida sobre las 15.15 horas de ayer en plena calle con una escopeta de cartuchos, a apenas medio centenar de metros de distancia de la carpa de los cosecheros, donde a esa hora había cientos de personas.

Manuel D.G. estaba casado, y tenía un hijo de corta edad. Aunque residía en Barrantes, en el edificio en cuya acera supuestamente se mató, era natural de la parroquia cambadesa de Vilariño. Trabajó como camionero, aunque ya llevaba algún tiempo en paro.

La principal hipótesis con que se trabaja es que los hechos hayan sido un suicidio. Todo sucedió cerca de la entrada a un bar, aunque parece ser que no hubo testigos directos del disparo.

En ese momento, en el establecimiento hostelero solo estaban una camarera y un cliente, que salieron al exterior alertados por el ruido de la detonación. Fue entonces cuando vieron a Manuel D.G. tendido en el suelo, sobre un gran charco de sangre.

Al llegar los equipos de emergencias comprobaron que ya no se podía hacer nada por la vida del hombre, de modo que su primer objetivo fue cubrir el cadáver con una sábana que les dejó una vecina de la zona y acordonar de alguna forma el lugar para evitar que se llenase de gente.

Y es que el presunto suicidio se produjo muy cerca del epicentro de la fiesta, en un momento en el que la localidad estaba abarrotada. No obstante, el hecho de que todo sucediese por la parte trasera de la carpa oficial motivó que el triste suceso le pasase inadvertido a muchos comensales hasta que empezaron a llegar los demás equipos de emergencias. Eso sí, algunos vecinos y visitantes encontraron el dispositivo cuando se dirigían hacia la fiesta o salían de ella camino de sus coches, aparcados a las afueras de la localidad.

La Guardia Civil procedió a acordonar la calle, mientras los expertos de la Policía Científica tomaban pruebas en la zona. La autoridad judicial ordenó el levantamiento del cadáver sobre las 16.30 horas, y después de que los bomberos baldeasen la calle se levantó el precinto policial.

Una ambulancia del 061 tuvo que trasladar a una hermana del fallecido que acudió al lugar. Fuentes consultadas manifiestan que Manuel D.G. comió ayer con su mujer y su hijo en casa de los padres de la mujer, en Vilariño, y que al terminar dijo que quería ir a visitar a sus padres, en la misma parroquia cambadesa. Pero a partir de ese momento se le pierde la pista y se desconoce con exactitud de donde sacó la escopeta, y donde estuvo antes.

La programación festiva se mantuvo, aunque el alcalde, David Castro, lamentó profundamente lo sucedido. "Es una noticia muy triste, y queremos trasladarle nuestro pésame más sincero a la familia".