Aunque las fiestas de Santa Rita y el salón Arosa Motor restaron participación, la Estación de Hidrobiología Encoro do Con abrió ayer sus puertas para conmemorar el Día Mundial de la migración de peces, efeméride que se celebró en todo el mundo con más de 440 actividades en 53 países. Bajo el lema "Conectando peces, ríos y personas", se quiso concienciar a la sociedad sobre el "elevado coste ambiental" de las modificaciones sufridas por los ríos a lo largo de la historia, la alteración del régimen de caudales o la destrucción del hábitat. En este sentido, la construcción de barreras como presas o azudes tienen un efecto directo sobre los movimientos migratorios de los peces, impidiéndoles moverse libremente para completar sus ciclos reproductivos, acceder a zonas de alimentos o simplemente desplazarse. El impacto de la fragmentación fluvial se nota especialmente en las especies que necesitan migrar al mar o a tramos altos de los ríos para completar su ciclo vital, estando en peligro su supervivencia.

Muchos de los obstáculos "sobran" en los ríos, incide Rufino Vieira, jefe de la Estación Encoro do Con, refiriéndose, por ejemplo, a presas de riego o de molinos obsoletas o minicentrales con la concesión abandonada . "Algunas no tienen razón de ser y, si no demolerlas, por lo menos hay que mantenerlas abiertas" y, si el obstáculo es obligado, "que incluya sistemas" para facilitar el paso de las especies piscícolas, sostiene. "La administración hidráulica ya se está moviendo", añade, pero aún así presas como la del Umia, en Caldas de Reis, siguen sin contar con ningún sistema para permitir el paso de los peces. Estudios realizados por la Estación de Hidrobiología de Castroagudín revelan que, "en general, las poblaciones están disminuyendo". Así, la lamprea "está en decadencia", el salmón y el reo, "en constante declive", y la anguila "cae en picado en toda Europa". La trucha, una de las especies más abundantes en Galicia, se ve sometida "a la presión de la sobrepesca y continuamente hay que estar aportando ejemplares a los cotos". Estas son las conclusiones del programa Migranet, en el que la Estación Encoro do Con participó entre los años 2010 y 2012, analizando las poblaciones de peces migradores en Galicia, el norte de Portugal y el sur de Francia. En la actualidad está en estudio la evolución de las poblaciones de alosas (el sábalo y la saboga).

Para minimizar el efecto de las presas sobre la migración de los peces "no existe un sistema de paso perfecto" y universal, sino que "depende de las características" de cada zona. El embalse de Frieira, en el río Miño, cuenta, por ejemplo, con un sistema de subida para la anguila y un ascensor. "El problema" de esta técnica es que "hay que estar constantemente accionándola y comprobando que el funcionamiento es correcto", comenta Rufino Vieira. En el vilagarciano río de O Con el único obstáculo para los peces se encuentra a la altura del Parque da Coca, pero es leve. "Las truchas, que hay algunas, y los reos no tienen problemas para bajar, tampoco las anguilas. Las más afectadas serían las lampreas, pero O Con es un río pequeño y de poco caudal. Los mayores problemas se dan en los grandes cauces".