Aquella frase tan manida de "lo importante es participar" atribuida al Barón de Coubertin en la génesis de los Juegos Olímpicos adquiere su máxima expresión en competiciones como la que ayer tuvo lugar en el estadio de atletismo de Fontecarmoa.
La capacidad de superación mostrada por los atletas que ayer tomaron parte del campeonato gallego de atletismo adaptado está fuera de toda duda. Daba igual la especialidad que hubiese que afrontar que todo se hacía con la ilusión intacta. No había ni siquiera el más mínimo atisbo de cualquier amago de frustración en una mañana de diversión, compañerismo y deportividad en su máximo exponente.
Alrededor de 260 deportistas llegados de todo el mapa autonómico se dieron cita en Vilagarcía para participar en una cita que se ha convertido en habitual en las primaveras arousanas de los últimos años gracias a la decidida apuesta del Centro de Educación Especial y la Fundación de Deportes.
Tampoco faltó de nada en lo que respecta al desarrollo del campeonato. Los jueces federativos ejercieron de notarios de las capacidades deportivas de los participantes a lo largo de toda una mañana en la que hubo tiempo para modalidades de salto, lanzamientos, velocidad y resistencia. A imagen y semejanza de cualquier competición de primer orden que se precie.
El ceremonial de la entrega de medallas también se encargó de añadir lustre al evento. A medida que se iban concluyendo las distintas disciplinas se procedía a la protocolaria coronación de los tres primeros clasificados con el aplauso unánime de todos los presentes en el estadio. Ni siquiera la obligatoria clasificación minimizaba el espíritu de unos participantes que encuentran en cada concentración de este estilo toda una retahíla de mensajes y refuerzos positivos. Más allá del color de una medalla o de la posición en un podio.
Toda una exitosa jornada de atletismo adaptado, sin discriminación y que no dejó lugar a cualquier manifestación de derrota.
