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Así funciona un comedor autogestionado

El colegio de O Mosteiro tiene un servicio en el que las madres ayudan a mantener el orden, los niños hacen de camareros y cada cierto tiempo se degustan postres extranjeros

Un grupo de niños, tras terminar una menestra. // Noé Parga

El colegio de O Mosteiro, en Meis, tiene unos 350 alumnos. Y de estos, 290, el 84 por ciento del total, van al comedor escolar. Y aunque es habitual que este sea uno de los servicios escolares más demandados en cualquier tanto, no lo es tanto que haya un porcentaje tan elevado de usuarios. Muchos de ellos, además, viven en el mismo casco urbano de O Mosteiro y podrían comer sin problemas con sus padres, pero ellos o sus familias prefieren sin embargo que se queden en el comedor. ¿Por qué?

El director del centro, Luis Camilo Fernández Álvarez, admite que en parte hay una razón de tipo económico "porque la mayoría de las familias o no pagan nada o pagan solo entre uno y dos euros al día", pero considera que existen otras razones para explicar esa buena acogida. "Creemos que la calidad del servicio y de la comida son buenos. No voy a poner en duda la calidad de los servicios de catering, pero no cabe duda de que la comida recién hecha en la cocina del colegio es otra cosa".

Y aún añadiría una tercera: la forma de gestionar el servicio, pensado no únicamente como un mero lugar donde comer, sino también como un espacio donde aprender. Es ahí donde se inscriben apuestas educativas como las jornadas gastronómicas o proyectos como la creación de un recetario, en el que participan los propios alumnos.

El de O Mosteiro es uno de los pocos comedores escolares de O Salnés gestionados por el propio colegio. El coordinador del servicio es el profesor de Religión, pero cuenta con la colaboración de un profesorado muy implicado, y de un extenso grupo de madres, que se encargan de proporcionar a los niños el jabón líquido con el que se lavan las manos antes de comer, por velar porque se mantenga el orden durante las comidas y por recoger. Por estas tareas cobran 9 euros al día.

La plantilla se completa con una cocinera y tres auxiliares, y con un grupo de seis alumnos de entre quinto de Primaria y cuarto de ESO que se van turnando cada semana para hacer de camareros. Un trabajo que les ayuda a "ganar responsabilidad, confianza en sí mismos y a ponerse en la piel de los compañeros", añade el director del centro.

La Consellería de Educación abona a los comedores escolares autogestionados una cantidad de dinero en función de los comensales, que en el caso del colegio de O Mosteiro ronda los 600 euros diarios. Con ese dinero, el colegio no solo tiene que costear la compra de los alimentos y su preparación, sino también el pago de los salarios de las cocineras y de las dietas de las madres, el gas de la cocina y los eventuales arreglos que haya que hacer periódicamente en las instalaciones o los equipos.

"En este colegio siempre lo hemos hecho así" -prosigue Luis Fernández-. Un comedor autogestionado da mucho trabajo, y la responsabilidad es enorme, y quizás por eso la mayoría de colegios optan por el catering. Pero nosotros creemos que con nuestro sistema la calidad de la comida es mayor".

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