La edición número 21 del Arousa Fútbol-7 ha vuelto a resultar un éxito organizativo y de gestión. El equipo encabezado por Manuel Diz ha hecho un balance positivo de todo lo sucedido a lo largo del fin de semana en A Lomba. Tampoco ha faltado la autocrítica y la exigencia de un equipo organizativo que tiene claro que dar una vuelta más de tuerca al torneo genera un auténtico problema en cuanto a la capacidad de trabajo asumible.
Alberto Diz, director deportivo del evento, considera que el estatus adquirido por AF-7 permitiría dar un salto de calidad importante en próximas ediciones, pero matiza que "necesitaría de una dedicación y un tiempo del que no disponemos porque tenemos nuestras ocupaciones laborales".
Incluso en esta edición se pudieron observar nuevos implementos como la presencia del grupo musical TNT en los momentos previos a la final o la interpretación de los himnos a cargo de la banda de música de Vilagarcía, "siempre vamos a intentar agregar un poco. No son decisiones estructurales, pero son cosas que vamos agregando para que en una perspectiva de continuidad haya un crecimiento sostenido del torneo. El nivel de ejecución del torneo de los últimos años está muy estabilizado, pero agregamos un poquito más en pequeños detalles".
Algo que no oculta el hijo del presidente de la Asociación Arousa Fútbol-7 es el agradecimiento a toda la gente que colabora, "una gran fuerza de esta organización es que contamos con personal muy capacitado en labores que se cumplen con excelencia". Del mismo modo destacó los convenios de colaboración que se están llevando a la práctica, como es el caso de los estudiantes del ciclo de Tafad del IES Miguel Ángel González, "estaría muy bien poder abrir más vías de colaboración con más gente para poder seguir cuidando mejor todos los pequeños detalles".
Una cuestión que tampoco oculta Alberto Diz es la relativa al desgaste que sostienen las personas con poder ejecutivo dentro del AF-7, "el límite al que te lleva tanto crecimiento es insano humanamente. La motivación es grande y es un orgullo personal viendo que tienes amigos en todo el mundo. Te da muchísimas cosas, pero te lleva a un punto de tensión incómodo. Esos días hay tensiones y conflictos muy serios por tanto volumen de trabajo e incluso hay gente que lo deja porque no podía seguir a un nivel tan alto en modo amateur".
La posibilidad de un salto al profesionalismo, como sucede en otros torneos de esta dimensión internacional, es una cuestión que genera ciertas distorsiones. "Los que llevamos el peso del torneo tendríamos que estar plenamente convencidos para luego convencer a todos los que colaboran con el torneo".
Ese salto a una organización profesional sería una transformación que requeriría su tiempo. Alberto Diz sostiene que "una estructura profesional no la puedes montar de un año para otro, sería una adaptación progresiva. Mudar la piel del torneo no solo es una cuestión de echarle valor. Venimos muchos años de una manera de trabajar y somos una asociación asamblearia en las que no se pueden tomar decisiones de manera unilateral".
Incluso algunas de las expediciones participantes se llevaron una sorpresa cuando conocieron que todo lo conseguido por el AF-7 se ha logrado desde el amateurismo más básico, "Cuando comentaba con clubes como Ajax y Houston que éramos una estructura aficionada no se lo creían. Está claro que el amateurismo tiene sus bondades, pero no puede esconder que tu estructura no es profesional en muchas cosas del día a día".
Diz subrayó la buena salud económica del evento al que catalogó como "autosuficiente" y derivó una de las cuestiones respecto al futuro del torneo a una próxima reunión.
