Valga recordó ayer a sus vecinos asesinados y represaliados durante la dictadura franquista, personificados todos en la figura de Celestino Carbia Campaña, alcalde de la localidad entre 1931 y 1936. Tras el alzamiento militar estuvo preso en la isla de San Simón y fue fusilado en Monteporreiro el 11 de mayo de 1937. En cuestión de días se cumple el aniversario de su muerte, que generó tal polvareda y malestar en la villa que las autoridades se vieron obligadas "a decir que se le había concedido el indulto, pero que había llegado tarde. No era verdad, lo hicieron para calmar a la gente", recuerda su nieto, Manuel Carbia, uno de los participantes en el homenaje celebrado en el teleclub de Cordeiro. El mismo local, ahora restaurado, que se construyó en el año 1917 como sede del antiguo Sindicato Católico Agrícola de Cordeiro, una institución cofundada por el bisabuelo de Manuel y padre de Celestino, Francisco Carbia Fariña. También él fue alcalde valgués, dando después el relevo al ayer homenajeado, al que se recordó como "un defensor de la libertad y de los derechos de las personas, sobre todo de las más desfavorecida, impulsor del cooperativismo" y pionero en el sector agrícola.

"Era un terrateniente, pero sabía lo que hacía", comenta su nieto. Quería para Valga las mejores plantaciones y el mejor ganado, lo que motivó la creación del mencionado sindicato. Tenía en sus terrenos "una plantación de tabaco, que fue lo primero que le incautaron", y alrededor de 200 cabezas de ganado. Era conocido y reconocido, no solo por "ayudar a los pobres", sino por contar también con aparejos punteros para el trabajo en el campo. "En aquel momento, cuando todos tenían aún arados de palo, mi abuelo compró dos de hierro. Uno era para quedárselo y el otro para enseñar a la gente a cultivar con él", añade Manuel Carbia. Recuerda, además, uno de los proyectos más ambiciosos de su antepasado, truncado por la muerte. Quería plantar 16.000 manzanos para constituir en Valga una cooperativa de elaboración de sidra. Y se le recuerda, igualmente, por haberse "enfrentado a la Iglesia. Los curas exigían, cuando moría una persona, que la familia les llevaran sacos de cereales" a modo de impuesto "y mi abuelo sacó un edicto prohibiendo "esas prácticas" en una época en la que la gente vivía de los productos que cultivaban.

Otros represaliados

Celestino Carbia no fue el único miembro de su familia víctima de la represión. Su yerno, Arturo Ferro Eiras, fue encarcelado en el penal de San Cristóbal, en Pamplona, y asesinado cuanto trataba de escapar a Francia. Fueron muchos los valgueses que sufrieron la represión en sus propias carnes y algunos sobrevivieron gracias a todo tipo de artimañas. Fue el caso de un vecino de Laxes, que vivió escondido en un agujero debajo de la cocina de su propia casa.

Además de Manuel Carbia, en el acto de ayer en el teleclub participaron Margarita Teijeiro, de la asociación O Faiado da Memoria, y Raúl Soutelo Vázquez, profesor e historiador que en el año 2044 ganó el premio de investigación Xesús Ferro Couselo con el proyecto "Emigración de retorno e dinámicas sociopolíticas locais na Galicia rural: unha microanálise dende Valga, 1890-1950". Este trabajo fue publicado años después, en 2007, por el Ayuntamiento valgués.