Los pastéis de Belém, también conocidos como de nata, son quizás el dulce más famoso de Portugal. Hay varias teorías, más o menos científicas sobre su origen, como la de que empezaron a venderse tras el cierre de una refinería de azúcar existente en esa localidad próxima a Lisboa, en las décadas de 1820 o 1830, o que fue el cocinero del monasterio de los Jerónimos quien se la vendió a unos pasteleros de la zona a raíz de la decadencia en que se vio sumido el cenobio, hacia mediados del siglo XIX. Según esta teoría o leyenda, solo los descendientes de esos hombres conservan la receta original, que siguen cocinando en la "casa do segredo". Al parecer, los pocos conocedores de la receta completa se reúnen en ella para hacer la crema, y tardan dos días.