Cada año la Festa do Marisco de O Grove, en el mes de octubre, sirve para dar a conocer la identidad del chef y/o restaurante ganador del Premio Nacional de Gastronomía Tradicional Lola Torres, ideado como homenaje a la buena mesa y a las recetas de siempre, pero también como reconocimiento a las mujeres, y sobre todo a las que tuvieron que salir adelante en la posguerra.

Y como es habitual ese galardón se entrega llegada la primavera siguiente, en un acto que se desarrolla siempre en el Centro Superior de Hostelería de Galicia, en Santiago.

Como ya se explicó en repetidas ocasiones, el homenajeado este año no es otro que Pedro Subijana Reza, considerado por muchos el mejor cocinero el mundo y propietario del restaurante vasco Akelarre, con tres "estrellas Michelin" y cuatro "soles Repsol" desde el año 2007.

Sin duda alguna, el protagonismo de esta edición recae en ese afamado cocinero, que hoy recala en O Grove y mañana visita en Vilagarcía la sede de la Fundación Amigos de Galicia -impulsora del certamen gastronómico- antes de desplazarse a Santiago para recoger su galardón, una escultura de plata.

Pero no cabe duda de que al hablar de protagonistas tiene que citarse a una mujer por encima de todos, y no es otra que la propia Dolores Torres Rodríguez (Lola Torres), la grovense que inspiró este concurso plenamente consolidado ya en el panorama nacional con el que se busca a los mejores cocineros o restaurantes que acrediten al menos 25 años de trayectoria deleitando paladares con la cocina tradicional y los productos propios cada zona.

Así las cosas, para no centrarse solo en el homenajeado de cada año, aunque también se lo merezca, bueno es recordar, como hace Amigos de Galicia, quién era Lola Torres y el por qué de este evento.

En la Fundación, que tiene entre sus pesos pesados al empresario grovense Rafael Mourelos, familiar de la propia homenajeada, aclaran todo esto nació como un merecido reconocimiento "a las mujeres gallegas de la posguerra, quienes a pesar de la escasez de alimentos y de productos fueron capaces, siguiendo la tradición de los pazos, de elevar los platos a un nivel de gran calidad".

Las pioneras

Fue así como en la primera mitad del siglo XX, "cocineras como Josefina Vilas, A Viuda de Trives o Lola Torres tomaron el relevo de una tradición que supieron trasladar con éxito a sus restaurantes", explica la Fundación.

Y para mantener vivo aquel espíritu se creó este premio y se le dio el nombre de Lola Torres, quien "nació en O Grove en 1917 y con solo 12 años empezó a trabajar al servicio del gerente de La Toja, para a los 17 entrar en la fábrica de conservas El Marino, en la sección de salsas, lo que le ayudaría más adelante en su faceta de cocinera". Lola Torres "se casó a los 30 años con Francisco, exiliado en el norte de África, y fueron padres de dos hijos, Carmen y Francisco".

Ya en 1951 "fundaron el restaurante Finisterre en O Grove", donde Lola Torres hizo gala de su creatividad en la cocina, "considerada hoy cocina tradicional, pero de vanguardia para la época".

El arroz con bogavante, el "asado Xacobeo" con carne de ternera o "merluza al albariño" fueron algunos de los platos estrella de la cocina de Lola Torres, caracterizada por la utilización de "productos de gran calidad y una cuidada elaboración y presentación".

Lola Torres murió en O Grove en el año 2002, y fue entonces cuando se convocó la primera edición del premio gastronómico que lleva su nombre y tiene a Pedro Subijana como vigente campeón.