La comunidad de montes de Cea presentó a la asamblea unas cuentas ya saneadas, con 74.000 euros de superávit, tras el agujero de casi cuatrocientos mil euros descubierto a finales de 2014, explicó ayer el presidente Julián Abuín. Con todo fue imposible de evitar la tensión en la reunión pues los vecinos quieren que se agilice el proceso judicial en marcha contra el extesorero José Luis García Villar a quien responsabilizan de la supuesta desaparición del dinero en varios años. Algunos comuneros extienden esa supuesta culpa a toda la directiva y en privado reclaman la renuncia en bloque.

La directiva explicó que el procedimiento judicial todavía está en una fase incipiente pues las primeras declaraciones de testigos han comenzado en Vilagarcía el pasado 6 de abril y se subrayó que todavía se desconoce la versión del principal implicado que al ser citado alegó enfermedad propia, luego de su abogada y después optó por no declarar en su contra.

Julián Abuín reconoce que la dilatación del caso ha irritado a los comuneros de la localidad vilagarciana que en cierta medida se calmaron al conocer que en este tiempo se ha normalizado en cierto modo la contabilidad gracias a la gestión de los ingresos recientes, en especial los correspondientes a la ocupación de suelo por Engasa, la empresa que gestiona los molinos eólicos en el monte Xiabre, con unos 37.000 euros mensuales. Cuentan también con dinero procedente del aprovechamiento forestal y las cuotas de los comuneros.

Pero ello no es óbice para que el presidente de Cea exprese su indignación con su antiguo compañero del equipo directivo del que asegura "hace más de un año que no sé nada de él, ni de su vida".

Reconoce que la situación le ha salpicado y que hay vecinos que le reprochan cuestiones personales y de su propia familia tras la desaparición de los fondos de la comunidad. "Incluso preguntan de donde salió la piedra con la que mi hijo construyó su propia casa cuando en el cartel de obra está el nombre del contratista que la hizo y se lo pueden preguntar", expresa.

Y es que Julián Abuín se siente especialmente "traicionado" por su excompañero de la directiva de la comunidad que preside desde hace un cuarto de siglo, desde 1991.

El presidente de Cea asegura que mantuvo siempre una fe ciega en José Luis García Villar. "Me llamaba para cualquier gestión económica en la que se precisara mi firma y llevaba la documentación a la gestoría anterior".

Pero fue a principios de diciembre de 2014 cuando se descubrió todo el petate pues la principal cuenta de la comunidad estaba en números rojos. "En nuestros montes trabajan a sueldo un padre y su hijo que en aquellas fechas se encontraron que no habían cobrado sus respectivas nóminas, una domiciliada y la otra a través de un cheque al portador".

Y es precisamente en este tipo de cheques donde se sospecha que pudo producirse el supuesto engaño a la comunidad de montes. "Yo firmaba cada mes el talón al portador con la cantidad que le correspondía al trabajador pero en el banco figura que se retiraba siempre una cantidad mil euros superior", revela Abuín que entiende que alguien debió copiar su firma.

Abuín confía en que la Justicia sea capaz de desentrañar este misterio y saber quien cobraba los mil euros de más de la nómina del empleado forestal de la comunidad.

Una vez descubierto el agujero también se comprobó que se había anulado una cuenta a plazo fijo con 300.000 euros, dinero que se trasladó a la que quedó sin fondos hace año y medio. Pero además de esa cantidad se vió que también habían quedado pendientes de pago facturas importantes que hubo que satisfacer en este tiempo.

El problema de Cea también se trasladó a la gestoría que les llevaba las cuentas, pues se fió del tesorero de la comunidad y admitía documentos expedidos por los bancos frente a los originales, con lo que resultaba sencillo adulterar la contabilidad.

Abuín asegura que todas sus gestiones como presidente están perfectamente documentadas. "Yo registraba cada factura, cada cheque, cada pago que tuviera la comunidad por lo que puedo demostrar a donde iba el dinero", afirma.

Una actitud que supuestamente dista de la del extesorero al que, dice, reprochó que no hiciera todas las anotaciones correspondientes. "Incluso le hemos dado la oportunidad de que explique de viva voz los gastos que ha autorizado y que hayan repercutido en beneficio de la comunidad de montes".

Pero todas estas facilidades han caido al parecer en saco roto por lo que solo esperan a que haya una resolución judicial en la que se determine si ha habido la supuesta apropiación indebida.

Entretanto, los comuneros pretenden continuar adelante con los ingresos que se obtienen de la gestión de sus 612 hectáreas de terreno, aunque las expectativas eólicas no son las mejores.