La Mancomunidade de Municipios de O Salnés ha dado un salto adelante en los cursos de formación para desempleados, el de introducir la formación en nuevas tecnologías para abrir un campo prácticamente inexplorado pero con un buen número de salidas laborales. El último paso que ha dado el ente ha sido el de poner en marcha un curso de formación en el manejo de drones marinos, más conocidos como rovs, con vistas a un sector económico tan importante en la comarca como es el de la acuicultura.

El presidente de la entidad y alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, eligió ayer una batea próxima al puerto de O Cabo para presentar los cursos, explicando que pueden ser "una importante contribución a uno de los sectores económicos más importantes que existen en este Concello, pues la actividad marisquera supone cerca del 70% del PIB vilanovés". El primer curso que se está impartiendo en las dependencias de Vista Real y en la piscina del club de Tenis O Rial cuenta con una quincena de alumnos que, durante un mes, recibirán un 60% de clases teóricas y un 40% de prácticas durante las 80 horas en las que se divide.

Para su formación contarán con cinco equipos diferentes de drones: el H20, un microdron; el sigma 5, un modelo de iniciación con el que aprenderán el movimiento; Mariner splash, un equipo anfibio que aterriza y despega desde el agua y puede sumergirse unos metros; el Phantom, más centrado en cuestiones audiovisuales; y el Openrov, un dron submarino con muchas posibilidades que los alumnos probarán en la piscina del Club de Tenis.

Francisco Javier Sánchez, representante en España de Openrov, destacaba ayer las potencialidades de los drones submarinos a la hora de impulsar los sectores productivos.

En otras partes de España se están utilizando para el control de piscifactorías o las inspecciones y revisiones de embarcaciones para acometer diferentes reparaciones. "En Galicia, el uso se limita a particulares, como es el caso de una bióloga que los está utilizando para sus investigaciones; creemos que es una buena oportunidad para abrir un sector profesional que sirva para dar un nuevo impulso a la acuicultura", explica Jorge García, de Salnés Campus. De hecho, varias agrupaciones de mejilloneros se han puesto en contacto con la Mancomunidade para preguntar por estos cursos.

"Están muy interesados, ya que se les abren una serie de posibilidades que no tenían antes, como la de levantar cuerdas de batea que se hayan ido al fondo sin necesidad de buzos o, con los aéreos, realizar tareas de vigilancia de los parques de cultivo que eviten posibles sabotajes", explica Gonzalo Durán. Incluso uno de los grandes problemas al que se enfrenta el sector, las mareas rojas, podrían controlarse con este tipo de elementos tecnológicos, ya que "pueden ser modificados instalando todo tipo de sistemas, entre ellos la posibilidad de recoger muestras para la realización de analíticas en cualquier punto de la ría y saber cómo se encuentra el agua en cada momento". Contar con un aparato de estas características no supone una inversión excesiva, ya que su coste ronda los 1.200 euros con varios de los complementos más importantes que debe tener. Además, están preparados para añadirle elementos que, a medida que se amplía la actividad laboral, puedan ser necesarios. Ramón Guinarte, gerente de la Mancomunidade, reconoce que "las puertas laborales que este tipo de cursos abren son inmensas, ya que van desde trabajos para la acuicultura hasta cuestiones de emergencia, ya que los drones pueden llevar todo tipo de material, como flotadores o bengalas que ayuden en un rescate en el mar". La intención de la Mancomunidade es diseñar y planificar la inclusión de las nuevas tecnologías para el Plan Integral de Empleo próximo.