El grovense Javier Losada Carballo, actualmente residente en Chapela y miembro de Gardacostas de Galicia, donde ejerce como rescatador del helicóptero Pesca I, vuela hoy de regreso a casa desde Grecia, vía Estambul. Lo hace después de colaborar voluntariamente durante dos semanas en los trabajos de apoyo y socorro a los sirios que huyen de la guerra en su país y arriesgan sus vidas para llegar a Europa.

Es imposible cuantificar el trabajo humanitario desarrollado por el arousano en aguas del Mar Egeo y concretar el número de vidas que ha salvado, pero sin duda alguna puede asegurarse que han sido decenas las personas que han podido alcanzar tierra firme gracias a este arousano.

Uno de los niños rescatados en el Mar Egeo. // MOAS / Zane Dedlow

Pero la solidaridad gallega no termina con la presencia del grovense en el Mar Egeo, ya que desde ayer realiza el mismo trabajo el vecino de A Guarda Carlos Rodríguez Castro, de 40 años y compañero de Losada en el Pesca I.

Ambos decidieron aprovechar un par de semanas que tenían libres en Gardacostas de Galicia para aportar "un pequeño grano de arena" y tratar de "ayudar al mayor número posible de inmigrantes" haciendo lo que, como ellos mismos reconocen, mejor se les da: "¡Salvar vidas!".

Esta labor fue posible gracias a la organización no gubernamental Moas, que se presenta como "una esperanza para salvar vidas" y está convencida de que "nadie merece morir en el mar", por lo que han decidido trabajar -lo hace desde 2013, a raíz de la muerte de casi 400 personas cerca de la isla italiana de Lampedusa- "para que esto no ocurra".

Con el apoyo de todos los medios marítimos y aéreos de diferentes países y ONGs desplegados entre las costas de Grecia y Turquía, y apoyándose sobre todo en el plan de rescate desplegado por Moas, especialmente intenso en las inmediaciones de islas griegas como Samos, Javier Losada pudo hacer gala de sus valores como persona y de todo su potencial profesional -está considerado uno de los mejores nadadores y rescatadores de Europa- para cumplir sus deseos de ayudar a los refugiados.

Labores de apoyo a una de las naves de refugiados. // MOAS / J. Florido

Y lo hizo, sobre todo, durante la última semana, cuando la mejoría experimentada en las condiciones meteorológicas hizo que repuntara, de manera más alarmante si cabe, la presencia de refugiados sirios -entre ellos una considerable cantidad de niños- hacinados en pequeñas embarcaciones que apenas pueden navegar debido a su mal estado.

"Luchan por llegar a tierra firme como sea y muchos mueren en el intento, por eso lo que nosotros intentamos es rescatar a los náufragos y ayudar a los refugiados a llegar a tierra firme, donde son las autoridades y ONGs las que se ocupan de ellos", explicaba aún desde el Mar Egeo Javier Losada.

A bordo del barco base de Moas, que en aquel momento navegaba a escasos dos kilómetros de la costa turca, "Xavi" Losada se mostraba ante FARO impactado por lo que había presenciado, pero también orgulloso y feliz por el buen trabajo realizado.

Lo cierto es que el grovense narra testimonios estremecedores de una tragedia humanitaria que vista de cerca resulta mucho más grave y desgarradora de lo que cualquiera pueda imaginar en la distancia.

Y es que, como él mismo argumenta, la crisis de los refugiados sirios, lejos de agonizar, parece ir en aumento. Por eso Javier Losada Carballo, que mañana se reencontrará con los suyos, considera que "nadie debe cerrar los ojos ante esta tragedia humanitaria".