María Teresa Rodríguez confía en una solución, pues sostiene que si la desalojan "me obligarán a irme a vivir con una de mis hijas, y es algo que no querría". Además, si se materializa el desahucio, tendría que deshacerse del bar y restaurante, puesto que, siempre según su versión, aunque seguiría conservando la propiedad de estas dependencias, no podría trabajar porque la cocina se encuentra en la vivienda y el bar y la casa comparten otras dependencias, como la terraza. "No me quitan el bar, pero me obligarán a cerrarlo".

La afectada añade que el banco ya sacó en tres ocasiones distintas a subasta el inmueble, pero que en todas ellas quedó desierta la puja, de ahí que inste a la entidad bancaria a darle la opción a ella de quedarse. Argumenta que su deuda creció en su día "porque se fueron encadenando unas cosas con otras, siempre para peor", pero insiste en que "si me diesen dos años de alquiler social procuraría por todos los medios pagar la hipoteca".

María Teresa Rodríguez ha recurrido al apoyo de la agrupación de Barbanza de Stop Desafiuzamentos, puesto que esta entidad no tiene delegación estable operativa en O Salnés. En las últimas horas, el colectivo ha intentado recabar el apoyo de más entidades a la mujer, con la intención de frenar el desalojo previsto para el martes. Una de las puertas a las que han llamado es la de la Alcaldía de O Grove.

Además, la plataforma ya había conseguido a principios del pasado año que el banco accediese a negociar el alquiler social, tal y como afirmó el colectivo en un comunicado a principios de febrero de ese año. No obstante, esas gestiones fracasaron. "Me lo denegaron diciendo que me faltaba documentación, pero no me faltaba nada", prosigue la mujer.