La corporación municipal de Ribadumia aprobó anoche tras tres horas de pleno sus presupuestos municipales para 2016, que ascienden a 3,4 millones de euros, unos 400.000 más que en 2015. El tripartito defiende el documento alegando que incorpora las principales peticiones que les hicieron los vecinos de cada parroquia en las reuniones celebradas este invierno, lo que los convierte en un "presupuesto participativo", en expresión de los ediles del gobierno. La portavoz del PP, Salomé Peña, apuntó por su parte que se trata de un presupuesto con poca inversión con fondos municipales.

El gobierno defiende que se reservan para inversiones medio millón de euros, unos 100.000 euros más que en las últimas cuentas del PP, y que se contemplan obras de saneamiento, abastecimiento de agua o mejora de caminos en todas las parroquias. Otras de sus apuestas es el ensanche de un vial en el entorno del colegio Julia Becerra Malvar, para mejorar la circulación en todo el entorno, o el aumento de ayudas a las entidades deportivas.

Salomé Peña considera que la inversión con fondos municipales es muy floja, pues según ella se limita al cinco por ciento del presupuesto total, mientras que el coste de los órganos políticos se duplica con respeto a 2015, al alcanzar los 92.300 euros entre los sueldos del alcalde, el concejal liberado y el asesor de Urbanismo.

La responsable del PP también cuestiona que se haya subido la partida para fiestas de 73.000 a 138.000, y opina que en contraposición son demasiado bajas las asignaciones para el mantenimiento de instalaciones escolares y deportivas o la programación del auditorio. Como mejoras, abogó por realizar reformas en el centro médico y el pabellón de Barrantes o por construir o ampliar aceras en Leiro o la calle Condesa. "Esperaba un guiño al cambio que no vi", aduce.

El tripartito presentó las principales partidas mediante una proyección en diapositivas, para explicarlas gráficamente a los numerosos vecinos presentes en la sala. La sesión duró unas tres horas, y acabó con polémica porque el gobierno negó al PP la posibilidad de la réplica tras su primera intervención, al considerar que la sesión ya se había alargado en exceso, y que los conservadores ya habían expuesto sus argumentos sin limitación temporal alguna.

La secretaria también leyó en la moción el escrito de dimisión como concejal presentado por el expresidente de la Diputación, Rafael Louzán, que fue miembro de la corporación durante casi dos décadas. Sus compañeros del PP elogiaron su trabajo por Ribadumia, mientras que Enrique Oubiña declaró al término de la sesión que "teniendo en cuenta que en el mandato anterior debió asistir solo a tres plenos, que en este mandato no vino ni al primero, y que ni siquiera tuvo la dignidad de venir al de ayer, su dimisión parece más bien una cuestión anecdótica".