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Abril trae el primer abono de los composteros cambadeses

Dos de los vecinos que recibieron en noviembre sendos depósitos del Concello se muestran muy satisfechos con la experiencia

Ana María Charlín pretende utilizar el compost como abono en su huerta. // Iñaki Abella

Ana María Charlín y Juan Piñeiro son dos de los cambadeses que en noviembre pasado se hicieron con uno de los composteros domésticos que repartió gratuitamente el Ayuntamiento de Cambados para fomentar este tipo de tratamiento de la basura orgánica. La primera de ellas está a punto de obtener ya el que será su primer "lote" de abono. "Lo utilizaré para plantar unas fresas", cuenta esta administrativa que trabaja en la cofradía de pescadores.

Los defensores del compostaje sostienen que se trata de un sistema de tratamiento de los residuos orgánicos respetuoso con el medio ambiente, puesto que evita la incineración de dichos restos -con la consiguiente producción de gases de efecto invernadero-, y que es social y económicamente más sostenible que ésta última, puesto que los ayuntamientos pagan menos por la recogida y tratamiento de la basura, y los "composteros" obtienen abono ecológico gratis.

El Ayuntamiento de A Illa es pionero en el compostaje doméstico, y en los últimos años varios concellos más se han sumado a esta filosofía. Uno de los últimos en hacerlo es el de Cambados. Cuando a principios de otoño el primer teniente de alcalde, Víctor Caamaño, anunció que el Concello iba a repartir entre los vecinos unos composteros que le había dado Sogama, Ana María Charlín y el profesor jubilado Juan Piñeiro no se lo pensaron dos veces.

Juan Piñeiro afirma que ya hacía tiempo que estaba pensando en comprar un depósito, y que de hecho incluso se había construido él mismo uno con unas tablas de madera.Ana María Charlín sostiene que también en su casa habían hecho ya una experiencia de "compostaje artesanal". "Pero la verdad es que no nos salió bien".

Sin olores ni insectos

Los dos aspectos que más preocupan a los detractores del reciclaje de los restos orgánicos es que los composteros sean un foco de malos olores y que atraigan los insectos. A este respecto, Ana María Charlín arguye que "al principio sí que daba algo de malos olores, pero ahora ya no". El truco consiste en introducir de vez en cuando en el depósito algún residuo seco -desde hojas hasta restos de un desbroce o un tipo de serrín-, que se encargan de absorber la humedad de los restos orgánicos -como los restos de comida-, con lo que según ella los malos olores desaparecen. En cuanto a los insectos, Charlín alega que "veremos lo que pasa en verano, con el calor, pero ahora mismo no hay nada". Sí hay bichería dentro del cubo, pero es normal, ya que se trata de los organismos que descomponen la materia orgánica y los restos de vegetación para convertirlo en compost (abono). Juan Piñeiro por su parte se muestra tajante. "Lo que sí he comprobado y certificado es que el compostero no produce malos olores".

Así las cosas, ambos se muestran muy satisfechos con la experiencia en la que están participando. En casa de Ana María Charlín son cuatro personas y producían una bolsa de restos orgánicos cada dos o tres días. "Desde que tenemos el compostero ya no echamos nada al contenedor verde. Pero está comprobado que la basura que más se produce en cualquier casa es el plástico", advierte. En su caso, echa al compostero restos de comida, vegetación seca y mondas de naranjas o patatas, e incluso pan reseso en algunas ocasiones.

En el caso de Juan Piñeiro, también son cuatro en casa. No obstante, a él le falta algún tiempo para obtener su primera partida de abono, puesto que "no me preocupa la rapidez en obtenerlo". Además, él apenas le echa sobrantes de comida, pues los utiliza para la alimentación de los animales domésticos suyos y de una hermana.

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