Los paraguas tuvieron que abrirse y cerrarse en más de una ocasión a lo largo de la mañana de ayer durante los actos religiosos del Domingo de Ramos en Vilagarcía de Arousa.

Cierto es, no obstante, que las precipitaciones fueron débiles, por lo que finalmente se mantuvo el programa y se llevaron a cabo tanto la ceremonia religiosa y posterior procesión desde el recinto del colegio Sagrada Familia y el convento de la orden Filipense, como la bendición de palmas y ramas de olivo que tuvo lugar, como es tradición, a las puertas de la iglesia parroquial de Santa Eulalia.

Alrededor de doscientas personas, entre ellas muchos niños, protagonizaron el corto y rápido recorrido por las calles de la ciudad vilagarciana acompañando a la imagen de Jesús de Nazaret a lomos de una borrica para escenificar su aclamada llegada a Jerusalén días antes de su pasión, muerte y resurrección.