La mañana enfrió mucho en Paradela por culpa de un viento que no dejó de bambolear los plásticos que recubren el escenario que durante esta Semana Santa acoge la representación de la Pasión y Muerte de Jesús.

Aún así, la localidad no se quiso perder la misa que ofició el sacerdote José Barreiro ante los piadosos feligreses que llenaban las gradas colocadas alrededor del templo parroquial.

No era para menos después de meses de ensayos, de horas de memorización, de atrezzos, de una coordinación, en suma, en la que hasta la lucida borriquilla de solo cuatro años "clavó" su papel.

Marcos Roma, que por tercer año consecutivo representa el personaje de Jesús y que el Viernes Santo recibirá decenas de latigazos hasta su crucifixión, se mostraba pletórico acompañado de los doce apóstoles.

El Domingo de Ramos es el primero de los actos de una Semana Santa viviente que ha conquistado el título de Festa de Interese Galego por su perfecta recreación de los pasajes que narra el Nuevo Testamento sobre la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.

Ayer, por vez primera, en los última década, toda la celebración se llevó a cabo en castellano. "Cambiamos de idioma", reconoció el que va a ser protagonista de todas las representaciones de la Semana Santa de Meis. Pero en absoluto se trata de una falta de respeto a la lengua. La decisión obedece a una petición de numerosos "turistas" que a veces se pierden en los pasajes bíblicos en gallego, subrayan los organizadores.

A modo de "resarcimiento" por el cambio de idioma, la banda de A Vertula, una de las más reputadas de Galicia, interpretó el Himno Gallego en el momento de la Consagración del Pan y el Vino.

La ceremonia de Ramos comenzó a mediodía en la plaza más céntrica de Paradela. Allí, Jesús y los doce Apóstoles, pero también la Virgen María, la Magdalena y demás personajes bíblicos iniciaron el recorrido hasta la iglesia donde se celebró la misa cantada por la coral de la localidad.

La procesión viviente resulta especialmente impresionante pues traslada al público de una forma muy realista a aquellos tiempos, tanto por los sentimientos, como por el fervor que expresan todos los participantes. Túnicas, trajes romanos y sandalias forman parte de un vestuario con el que acrecienta el realismo de cada una de las funciones. Con todo será el Jueves Santo, con la Última Cena, y el Viernes Santo a mediodía, con la Crucifixión en el monte da Croa, cuando se vivan las imágenes más escalofriantes del real suplicio que sufrirá el Jesús meisino hasta el momento de su crucifixión.

Los actos finalizan el Domingo de Resurrección con una misa en el mismo templo, también muy llamativa pues un ángel se descuelga desde del campanario durante el festivo repique que lo anuncia.

Esta espectacular representación viviente de la Pasión surgió hace dos décadas debido a la tradición histórica de la Semana Santa en Paradela. Se cubrió así un vacío que se produjo al incendiarse la iglesia y arder las imágenes, algunas articuladas y con movimiento.