Prácticamente un día tras otro las autoridades sanitarias italianas utilizan el Sistema de Alertas Rápidas para Alimentos y Piensos (Rasff) de la Unión Europea para dar cuenta de la localización en su país de mejillón remitido desde Galicia con altos índices de coliformes fecales.

Lo cierto es que las alertas lanzadas desde Italia en relación al molusco afectado por la bacteria E. coli -al menos 26 toneladas salieron de bateas de O Grove y Cambados- han conseguido que durante la última semana no dejara de hablarse de este asunto -destapado por FARO el martes- tanto en el país transalpino como en España. Al igual que sucede en otros países europeos que, como la República Checa, se hicieron eco de este episodio.

Todo esto, insisten en el sector productor, daña gravemente su imagen y la del producto, lo cual es tanto como decir que este tipo de alertas sanitarias contribuyen a que el consumidor pierda confianza en el producto.

Las hipótesis

Está por ver qué determina la investigación puesta en marcha por Gardacostas de Galicia después de que la Consellería do Mar, a través del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) realizara las comprobaciones oportunas y constatara que la clasificación microbiológica de las zonas de producción arousana está bien y que los protocolos no han fallado.

Ante esto, y de ahí la investigación en curso, las únicas explicaciones plausibles que quedan son una contaminación del mejillón durante el transporte o, y esta es la hipótesis que mantiene más fuerza, un envío fraudulento de producto de zona "B" -el cual necesita depuración- haciéndolo pasar como originario de zona "A", donde no se necesita de tratamiento alguno antes de entregarlo al consumidor.