La Asociación Protectora de Animais de Cambados está ahogada económicamente. Así lo afirma su presidenta, Olga Costa, que ayer reunió a los voluntarios de la entidad en el refugio para abordar el problema y decidir las medidas a tomar. Según ella, hay dos claves principales: la primera es que la Protectora tiene que hacer frente a cuantiosos gastos de clínicas veterinarias, y que el Ayuntamiento no les ha proporcionado el veterinario que les habían prometido, y con el que la Protectora confiaba en aliviar su situación económica al no tener que desembolsar constantemente los tratamientos en las clínicas. En segundo lugar, Olga Costa afirma que la administración apenas agradece el trabajo y dedicación de los voluntarios, y que estos ya están cansados de realizar labores que entienden que no les corresponden, como acudir a recoger los animales atropellados.

Olga Costa manifiesta que "nosotros somos voluntarios, y acudimos a las llamadas cuando podemos. Pero se nos está llamando a cualquier hora del día o de la noche para recoger perros, cuando nosotros no tenemos competencias ni obligación de hacerlo". Según ella, "la gota que colmó el vaso" de su paciencia se produjo el lunes pasado por la noche, después de que el 112 Galicia recibiese un aviso de que cerca de la rotonda de A Cabana, en Corvillón, había un perro gravemente herido tras sufrir un atropello. "El 112 avisó a la Policía Local y a Protección Civil, pero no fueron ni unos ni otros. Tuve que salir yo de casa a pesar de que llevo tiempo enferma para hacerme cargo del perro".

Pero hay otra razón tras el enorme malestar de Olga Costa y los demás colaboradores de la Protectora. Hace un par de meses, el Concello y la entidad animalista presentaron un proyecto consistente en la instalación de gateras en varios puntos del centro urbano de Cambados, con la finalidad de tener controladas las colonias de gatos. En el acto de presentación, el Ayuntamiento anunció que uno de los trabajadores que se iban a contratar con el plan de la Diputación sería un veterinario, y que sería destinado a la Protectora. Olga Costa lo agradeció mucho porque esa contratación les permitiría ahorrar mucho dinero. "A día de hoy tenemos una deuda de más de 2.000 euros con una clínica veterinaria, porque aunque vamos pagando mes a mes estamos llevando constantemente perros que necesitan analíticas o cirugías, de modo que es imposible bajar la deuda".

Pero el veterinario no llega. El cuatripartito sí cumplió su palabra de reservar una de las plazas del plan de la Diputación para un veterinario -cobraría algo más de 500 euros al mes por 25 horas semanales-, pero según Olga Costa los requisitos que se piden son tan restrictivos que la plaza ha quedado desierta. "Los aspirantes tienen que estar empadronados en Cambados, estar inscritos en el INEM y no estar cobrando ninguna prestación social. Con esas condiciones solo se presentaron dos candidatos. Uno ya no acudió al proceso de selección, y el otro le hicimos una breve entrevista y nos dimos cuenta de que no tiene los conocimientos necesarios para este puesto".

Olga Costa considera que el gobierno de Cambados no está haciendo lo suficiente por ellos, y que incluso está mirando hacia otro lado. "En toda la semana no levantaron el teléfono para hablar con nosotros. Solo nos llamó el viernes la alcaldesa, cuando se enteró de que estábamos convocando a los voluntarios a una reunión, y fue para decirnos que a ella también le gustaría venir, pero que tenía que ir a la manifestación contra la Lei de Acuicultura en Santiago".

Así las cosas convocó a los colaboradores con el refugio ayer al mediodía. Costa les expuso que "económicamente no podemos seguir sufragando todo lo que estamos haciendo", y entre todos decidieron tomar una serie de medidas para recortar gastos. Así, se acordó dejar de recoger y esterilizar gatos callejeros; dejar de prestar ayuda a las familias sin recursos para alimentar o comprar medicinas para sus mascotas; y dejar de acudir a los domicilios a recoger animales. "Quien necesite dejar un perro en el Refugio tendrá que venir hasta aquí en horario de mañana", espetó. "Nuestra situación económica no nos permite mantener esos servicios y seguir dándole calidad de vida a los animales que ya están aquí. Así que o recortamos gastos o tendremos que terminar cerrando el refugio".

La presidenta de la organización no gubernamental recuerda también que tienen desde hace meses un problema en las instalaciones por el riesgo de desprendimiento de un talud, y que les ha obligado a cerrar un canil completo.

Una furgoneta

Otra de las razones del descontento de Olga Costa y su equipo es que no se sienten respaldados por la administración. "La Protectora tiene 17 años, y llevamos todo este tiempo pidiendo una furgoneta. Ni la Xunta, ni la Diputación, ni el Concello nos dieron nunca ninguna, ni de segunda mano".

Sí se la ha regalado recientemente un particular anónimo, residente en el sur de Pontevedra. "Pero la tenemos parada porque no tenemos dinero para pagar el seguro", añade. "El trabajo que estamos haciendo aquí no se valora. Ni somos funcionarios ni cobramos por ese trabajo".