El abogado Alberto Muñoz, especialista en la defensa de las cofradías y las reivindicaciones sindicales ligadas al mundo del mar, es uno de los impulsores del movimiento creado en Galicia contra la Lei de Acuicultura. Fue uno de los que se dedicaron a impartir charlas por los puertos dando cuenta de los perjuicios que, a su juicio, encerraba el articulado propuesto por la Xunta, y en consecuencia animando a las gentes del mar a plantar cara a la Administración.

-La conselleira de Mar anunció que el anteproyecto acuícola se entierra para siempre, que es lo que ustedes reclamaban. ¿Qué valoración le merece?

-Es una decisión que llega tarde y una especie de cierre en falso. El intento de introducir el modelo de acuicultura industrial ha abierto una herida difícil de cerrar con este anuncio, pues ha resquebrajado la credibilidad del Gobierno gallego, ahondando más en los agravios hacia un sector clave en la economía de nuestras costas y en el interés público.

-¿Pero es un punto final que permite aparcarlo todo definitivamente o el proceso reivindicativo continúa?

-Solo se acabó el primer tiempo del partido. Se abre otro periodo en el que tenemos que hablar, por ejemplo, del futuro del sector, de inversiones para recuperar medioambientalmente nuestras rías y costas, de un reparto correcto y equilibrado de las ayudas europeas, de una presencia efectiva en todos los centros de dirección y decisión... En fin, ahora se tiene que producir un vuelco en todas las políticas que se han ejercido contra un sector que ha sabido reaccionar para sobrevivir.