Los promotores de la reforma y ampliación del puerto deportivo de A Toxa insisten en que estas instalaciones "harán posible la práctica de deportes y actividades lúdicas con repercusión en el nivel de vida, en la economía local y turismo".

A pesar de ello siguen escuchándose voces críticas, tal y como sucedió en el año 2000, cuando también se proyectaban unas instalaciones así en la isla estandarte del turismo en Galicia que fueron fuertemente contestadas.

En aquella ocasión fue la cofradía grovense la que con más contundencia se pronunció, por considerar que la obra afectaría a las corrientes marinas y dañaría la producción marisquera en bancos como Praia da Piscina, Lombo do Hotel y O Sarrido.

"No entendemos como puede tratarse de ubicar el puerto en una zona marisquera tan rica como esta", esgrimían entonces en el pósito meco para exigir que se rechazara "la concesión de la autorización para el puerto deportivo en cualquiera de las tres alternativas que se planteaban".

El pósito decía incluso que los estudios aportados para justificar el puerto eran "insuficientes y faltos de rigor" y que ni siquiera se manejaban datos reales sobre las corrientes.