El Ayuntamiento de Ribadumia denegará a Augas de Galicia la licencia para la construcción de una represa en el río Umia, en las inmediaciones del lugar de Cabanelas. El alcalde, David Castro, afirmó ayer en conferencia de prensa que el informe técnico municipal indica que la obra acarreará "una alteración significativa del curso del río", y que por ello incumple el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), ya que esa zona es de Interés Paisajístico.

Entre tanto, la empresa que tiene la concesión de la captación de agua existente en el lugar, Gestión Inmobiliaria La Toja, sostiene que la obra es totalmente inocua. Así, su administrador, José Luis García, declara que "aunque Augas de Galicia ponga en el proyecto que se trata de una represa no es tal. Se trata simplemente de un azud. Ahí no va a haber ni una represa ni nada que no exista ya hoy en día. Lo que se pretende hacer es ordenar las piedras que ahora mismo están desperdigadas, y que tenemos que recomponer cada dos años porque las mueven las corrientes".

La documentación de Augas de Galicia alude a una estructura de 1,80 metros de altura, una anchura de 30 y una longitud de algo más de 40, ocupando una superficie superior a los 1.400 metros cuadrados. Durante los trabajos habría que realizar un desvío provisional del cauce con una longitud de 630 metros, se demolería el muro actual, se excavaría una nueva cimentación y se haría un relleno con bloques de piedra de 500 kilos en escollera, así como un canal central para el paso del agua y una rampa para la migración de los peces.

Las diferentes versiones

David Castro compareció acompañado de varios concejales del tripartito, de la presidenta del Colectivo Ecoloxista do Salnés, Marta Lois, y de representantes de la sociedad de pescadores Moamar. El regidor dijo que "según se desprende del informe técnico municipal, el proyecto de Augas de Galicia no responde a la realidad existente y carece de información básica, como estudios geotécnicos o de caudal".

La mayoría de los concellos de O Salnés toman su agua potable de una captación existente en Ponte Arnelas, mientras que la isla de A Toxa tiene una independiente río abajo, poco antes del área recreativa de Cabanelas. En esa zona existe desde tiempo inmemoriales un "atranco" de piedras -de hecho, a esa zona de Ribadumia se le llama precisamente así, O Atranco-, que se utilizaba para desviar el agua para un molino de río, y Gestión Inmobiliaria La Toja se servía de las piedras de dicho "atranco" para evitar que en las épocas del año de mareas muy vivas o de sequía muy prolongadas el agua salada llegase a la zona donde ellos tienen la captación de agua potable.

El pasado año, la empresa renovó su concesión para la recogida del agua en Cabanelas, y Augas de Galicia dispuso que a cambio hiciese una obra de acondicionamiento permanente del "atranco". Pero el proyecto se ha encontrado con enconados opositores.

El Concello de Ribadumia teme por ejemplo que se inunden más a menudo las fincas de los vecinos, y que queden inutilizadas tanto la zona de entrenamiento de los piragüistas como una ruta de senderismo y una playa fluvial. Y tanto el Colectivo Ecoloxista do Salnés como la sociedad de pesca Moamar afirman que las especies migratorias presentes ahora en el río, como la lamprea, el salmón, el reo o la angula, serán incapaces de salvar el nuevo obstáculo y acabarán desapareciendo.

Otra entidad que alega en contra de la represa o azud es la asociación de vecinos San Vicente de Oubiña (Cambados), que ha remitido un escrito a la Consellería de Medio Ambiente indicando que "parte de la parroquia de Oubiña sufre sistemáticamente inundaciones debido a las crecidas del río Umia, y éstas se verán agravadas si se construye esa represa aguas abajo de la parroquia, al suponer un obstáculo en el desagüe del río, hecho ya constatado en el pasado". Por ello, insta a Augas de Galicia a que se conecte la isla de A Toxa a la canalización pública de los ayuntamientos arousanos.

Entre tanto, Gestión Inmobiliaria La Toja hace un llamamiento a la tranquilidad, y subraya que en cualquier caso "la idea de hacer la obra es de Augas de Galicia, no nuestra". Así, el gerente de la firma, José Luis García, declara que "en esa zona existe desde antiguo un azud, que impide o dificulta la llegada del agua salada a nuestra captación. Lo que ocurre es que esas piedras se desmoronan en invierno. El objeto de hacer la obra ahora es no tener que estar pidiendo cada dos por tres una autorización a Augas de Galicia para poner las piedras en su sitio. Pero lo que se plantea ahora no implicará ni mayor impacto visual de lo que ya hay ni más dificultades para el paso de los peces". Es más, sostiene que las medidas que figuran en el proyecto de Augas de Galicia llevan a confusión. "La gente lee lo de 40 metros y se asusta. Pero ahí lo que va haber es un pequeño azud que levantará 50 centímetros de la lámina del agua". Según él, en los últimos diez años "ya hemos tenido que interrumpir el abastecimiento de agua cuatro o cinco veces por culpa de la salinidad".

Pero estas tesis no convencen al Concello. Ya por la mañana, el concejal de Medio Ambiente, José Ramón González, dijo que "ahí no se trata de reconstruir lo que ya está hecho, sino de ampliarlo. Es muy distinto".