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Castro Alobre esconde las raíces de Vilagarcía

Los arqueólogos delimitan la zona de excavación y limpian el suelo

El actual responsable de la excavación Diego Piay, de pie, observa el trabajo que se lleva a cabo en Castro Alobre. // Iñaki Abella

¿Qué esconde el castro de Alobre? Los arqueólogos tienen grandes esperanzas en la excavación que ha comenzado este lunes y que, como mínimo, va a permitir que se descubra el verdadero corazón de la ciudad de Vilagarcía. Los expertos están convencidos de que en los próximos cuatro meses van a sacar a la luz, a exhumar importantes vestigios de los primeros ocupantes de lo que puede considerarse como embrión de la ciudad y que se conoce como O Montiño, una zona botánica elevada, de unos 20.000 metros cuadrados, en pleno centro de la ciudad, al lado mismo del conjunto monumental de Vista Alegre.

Es por tanto un castro urbano, como lo es el de Vigo, pero al que los vilagarcianos han dado siempre la espalda. De hecho es el espacio menos conocido del pueblo, en gran parte por el descuido al que lo han sometido las diferentes administraciones. De hecho, hasta ahora no contaba siquiera con un acceso practicable, salvo un pedregoso sendero en torno al convento o una complicada escalinata, mitad de piedra, mitad de madera, desde el parque Valdés Bermejo.

Ahora, dentro del plan de recuperación de 18 castros galaico-romanos de la provincia, que se repartirán cuatro millones de euros, se pretende promocionar este espacio para la ciudadanía.

Pero sobre todo, el trabajo va a permitir entender los orígenes de Vilagarcía, tan vinculados al mar y por tanto al histórico comercio con otras zonas de la Península y Europa. Ejemplo de ello es el broche etrusco, o fíbula de Navicella, que se localizó en este espacio y que en la actualidad se exhibe en el Metropolitan Art Museum de Nueva York o el ara o altar romano dedicado a Neptuno que puede contemplarse en el Museo de Pontevedra, junto a otras 15.000 piezas extraidas en anteriores excavaciones.

Ahora, el plan de trabajo se plantea como más ambicioso que en anteriores etapas y, por de pronto, se anuncia un amplio equipo de arqueólogos que permanecerá durante cuatro meses en Vilagarcía.

Esta semana se han incorporado doce personas, pero a partir de abril podrán ser unas treinta las que intervengan en este yacimiento, pues hay esperanzas de encontrar un verdadero tesoro enterrado en este singular espacio.

En las etapas anteriores ya se han podido obtener importantes conclusiones y de hecho se estima que las etapas de asentamiento y ocupación se podrían corresponder con los siglos VIII antes de Cristo hasta el siglo II de la actual Era.

Esta conclusión se obtiene al observar las estructuras sacadas a la luz en las que se reconocen edificaciones superpuestas, de distintas épocas, que permiten descubrir que se han empleado las paredes más primitivas como soporte de otras nuevas, construidas en siglos posteriores.

Pero también se espera incrementar de forma notable el número de piezas, sobre todo cerámica que pudiera haber enterradas en el espacio de la excavación, aunque seguramente surjan sorpresas de mayor interés histórico pues se interviene en zonas nunca exploradas con anterioridad.

Con todo, es de subrayar que este espacio ha sido objeto de varias intervenciones anteriores, sobre todo desde que en la década de los setenta, con ocasión de las obras de una fábrica, se descubrió una necrópolis con origen romano. La insensibilidad por la arqueología permitió que este vestigio no se conserve aunque si hay fotografías de aquel hallazgo casual.

En ese cementerio se conservaban algunos restos humanos, por lo que los historiadores consideran que se produjeron enterramientos sucesivos que abarcan otras épocas más modernas. De ahí que el equipo contratado por la empresa que dirige la excavación va a tener que andarse con pies de plomo a la hora de realizar los trabajos de inspección del lugar.

Durante esta semana se han limitado a poner en marcha toda la logística para los próximos cuatro meses y a retirar el manto vegetal que cubre el suelo además de retirar una primera capa de tierra, pero en los próximos días se verán en la obligación de profundizar algo más. De ahí que extremar los cuidados sea fundamental ya que no se han realizado catas previas para determinar los lugares en los que se va a trabajar hasta finales del mes de mayo.

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