Aún con las piernas entumecidas después de completar la friolera de más de mil kilómetros entre O Grove y Barcelona, repartidos en un total de once etapas, Alberto Figueiro ya piensa en la próxima edición del Lúatlon.

El grovense tiene muy claro que su gesto de homenaje a su hermano Luis Miguel es una cuestión que perdurará en el tiempo. No le preocupa lo más mínimo el cómo teniendo tan claro el por qué. Además sus dos compañeros de fatiga, Félix Méndez y Manuel Casal, ya le han confirmado su compromiso respecto al próximo año.

"Tenemos un año por delante para pensar como podemos rizar el rizo, pero la idea es mantener una ruta de alrededor de mil kilómetros. El año que viene tendré un año más y todo se hará un poquito más difícil por lo que tampoco es conveniente pensar en algo más largo", apuntó el duatleta.

Una cuestión que ya ha empezado a barajar Alberto Figueiro es la relativa a una novedad en su hoja de ruta. Todavía no tiene muy clara cual puede ser ese matiz, pero en su boceto ya ha anotado la posibilidad de realizar una etapa nocturna para dar mayor realce a la hazaña que mantendrá el espíritu de ayudar a la Asociación Española Contra el Cáncer.

En este sentido, el grovense desconocía todavía cual ha sido la incidencia de su odisea galaico-catalana en materia de donaciones a la espera de una llamada de la asociación. De todos modos deja claro Figueiro que "no va a tener nada que ver en cuanto a recaudación con los dos primeros años. La carrera en O Grove fue un apoyo enorme y al no hacerla la diferencia en las cantidades será abismal".

Una vez tomada la decisión de no realizar la carrera de duatlón en O Grove en 2016, la posibilidad de recuperarla en 2017 es una cuestión que ya no depende del propio Alberto Figueiro. El masivo crecimiento de la cita desbordó la propia capacidad de trabajo del artífice de un evento que generó más de 23.000 euros para la lucha contra el cáncer en solo dos ediciones.

El único resquicio que Figueiro deja abierto a la posibilidad de retomar el Lúatlon en O Grove obedece a una cuestión de medios materiales. "Tengo clarísimo que lo que haría falta es un equipo de voluntarios con el que trabajar. Hay muchísimas cosas que hacer y depende de tener la ayuda necesaria para poder hacer las cosas bien hechas. También tendría que haber un patrocinio económico y, la verdad, ahora mismo lo veo inviable".

En el saldo positivo, la no organización del evento en O Grove le ha supuesto otros beneficios que hasta este año no había sentido, "las sensaciones que viví durante el trayecto a Barcelona fueron increíbles. Tenía la cabeza despejada para darme cuenta de sensaciones que nunca se me van a olvidar".