Los vecinos de Vilar y Vilarello, dos lugares de la parroquia de Cordeiro, en Valga, celebran hoy la festividad de la Candelaria con su tradicional "procesión de los lacones", que recorre un total de siete aldeas, desde la capilla de Vilar hasta la iglesia parroquial. Se trata de una tradición muy antigua, pero también sujeta a cambios paulatinos. Así por ejemplo, se espera que algunos hombres porten esta mañana las pesadas cestas cargadas de lacones, una tarea que exige habilidad y equilibrio, y que habitualmente desempeñaban mujeres. Además, en la procesión van las imágenes de tres santos: San Paio, San Antonio y San Roque.

La peculiar procesión sale sobre las 10,30 horas de la capilla de Vilar, tras una breve misa con la que se inician los festejos, y discurre posteriormente por esta aldea, Vilarello, Moldes, As Eiras, Areal, Outeiro, Beiro y Ferreirós. En total son unos cuatro kilómetros, y la comitiva llega a la iglesia parroquial sobre las 13 horas, pues la tradición manda que en cada aldea se detenga al menos un cuarto de hora para escuchar una salva de fuegos artificiales y tomar un vino y unas galletas en alguna casa del lugar.

Cuando finalmente, la gente que participa en la procesión llega a la iglesia de Cordeiro (se trata de una marcha a la que se suma gente de fuera de Vilar o Vilarello), hay una misa, seguida de procesión, y finalmente se subastan los lacones que fueron trasladados como ofrenda desde Vilar o alguna de las aldeas por las que discurrió la procesión.

Manuel Comparada, que es vocal de la asociación vecinal y cultural Vilarello, responsable de la organización del evento, explica que se trata de una procesión muy antigua. "Ya mi abuela me contaba de esta procesión", afirma. Según él, nació en una época en la que el ganado porcino se vio afectado por un gravísimo episodio de enfermedad que mató a numerosos animales. La muerte de un cerdo podía condenar entonces al hambre a una familia entera durante un año, de ahí que los vecinos se encomendasen a los santos, y naciese la tradición de dedicarle una novena a San Antonio y San Roque en la capilla de San Paio.

La novena empieza el 25 de enero, coincidiendo con la fiesta de San Paio, y durante la misma las imágenes de San Antonio y San Roque permanecen en la capilla de Vilar. Al noveno día (la Candelaria), los tres santos salen en procesión hasta la iglesia parroquial, donde se quedarán San Antonio y San Roque, y van acompañándoles además de los vecinos las "manos de cerdo" ofrecidas por los vecinos a cambio de protección para su ganado. "Era una fiesta muy bonita, pero había caído algo en decadencia. Por eso el año pasado desde la asociación decidimos echar mano de ella", añade Comparada.

Una de las decisiones que tomaron fue la de que algunos de los miembros del colectivo empezasen a criar cerdos a título particular para que no decayese el número de lacones, una consecuencia normal de la merma de cabezas de ganadería en Galicia. "Hace unos años llegó a haber solo tres o cuatro lacones, pero el pasado juntamos 14. No sé este año cuantos habrá, y a lo mejor no llegamos a esos 14, pero esperamos que haya bastantes", prosigue el vocal del colectivo.

La subasta de las patas será dirigida una vez más por Francisco García, "Chico", y el dinero que se recaude se le entregará a la parroquia. En cuanto a los caminantes, tendrán la oportunidad de reponer fuerzas con un aperitivo que les sirve el cura en el centro social.