Muchos son los vilagarcianos a los que solo les suena el nombre del castro de Alobre aunque jamás han puesto un pie en los 20.000 metros cuadrados de O Montiño, lugar que gran parte de los historiadores consideran el origen de la ciudad.

Ubicado en pleno centro urbano, en la finca que linda con el convento de Vista Alegre, podría guardar un tesoro histórico que los arqueólogos de la Diputación intentarán descubrir en los cuatro meses de trabajo que comenzaron ayer.

Aunque el primer día no suele ser muy fructífero, pues se dedicó a vallar el perímetro de actuación y a sacar las primeras carretillas de tierra, ya se han hallado algunas piezas que pueden tener cierto valor arqueológico.

La actividad dirigida por la Diputación puede convertirse en el punto caliente del plan de actuación en los 18 yacimientos galaico-romanos de la provincia.

Castro Alobre es un yacimiento especial por sus características urbanas y por la proximidad del litoral costero, pero también por los importantes hallazgos que se realizaron en anteriores fases de excavación como un ara dedicada a la diosa Neptuno o la fíbula de Navicella, que permiten datar épocas de ocupación concretas.

Cabe recordar que en esta finca se ha actuado en diferentes momentos de la historia, en especial a partir de los años setenta cuando con ocasión de una obra para una fábrica se encontró un lugar de enterramientos sucesivos. Aunque la mayor parte de los nichos han desaparecido existe documentación sobre los mismos. La determinación sobre la existencia de una antigua telleira sigue en cuestión.