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Los héroes locales del callejero vilagarciano

Vilagarcía es una de las ciudades que más apostó por honrar a sus personajes destacados del pasado en la toponimia urbana

Homenaje a Elpidio Villaverde, que fue alcalde de Vilagarcía durante la República. // Iñaki Abella

Las dos principales arterias peatonales del centro urbano de Vilagarcía llevan el nombre de personas: la Castelao y Alcalde Rey Daviña. La primera es un homenaje a uno de los padres fundadores del nacionalismo contemporáneo gallego, y uno de los escritores y artistas más influyentes del siglo XX en Galicia. La segunda recuerda la huella de Jacobo Rey Daviña, que para muchos fue uno de los mejores alcaldes de la historia de Vilagarcía, aunque hoy en día una de sus grandes obras, el balneario de la playa de Compostela sea una completa ruina.

El callejero de una villa o ciudad ilustra a menudo sobre su pasado. Cuando una vía lleva el nombre de una personalidad de la política, la cultura, la economía o la sociedad de ese lugar, es una forma de mantener vivo su recuerdo y de mantener el nexo entre los jóvenes y su pasado. En este sentido, Vilagarcía es una de las ciudades con más alusiones directas a las figuras destacadas de su historia.

Así, pueden encontrarse alusiones a médicos como José Antonio Moreira Casal, que fue miembro de la gestora municipal en la Segunda República y que como facultativo no solo no cobraba a menudo sus consultas, sino que ayudaba económicamente a los enfermos que atendía. Su calle es la de la subida a la estación del tren, y en 1984 se inauguró allí un monumento en su honor. También Castor Sánchez (que da nombre a una calle transversal a la avenida de A Mariña) y Manuel Tourón fueron médicos famosos en su tiempo. El primero de ellos también fue alcalde, y fundó dos sociedades, una de socorros mutuos, "La Protectora", y un centro recreativo. Tourón, por su parte -cuya calle es la que se interna en la ciudad desde la avenida de Cambados- fue un profesional infatigable, hasta el extremo de que en acta del pleno de 1960 en que se acuerda ponerle su nombre a una calle se dice que "muchas veces enfermo y agotado por el trabajo, acudía solícito a las llamadas de los pacientes", según una cita recogida por Xosé Lois Vila Fariña y Víctor Viana en su "Diccionario biográfico de la comarca de O Salnés".

Otro destacado médico fue Roque Carús, con una plaza en las proximidades del mercado. Fue director facultativo del balneario y de los colegios San Agustín y León XIII, inventó varios aparatos de física, y realizó trabajos científicos sobre la tisis o el microplancton marino en la ría de Arousa.

Son muchos los profesionales liberales que salpican el callejero de Vilagarcía. Un ejemplo es Edelmiro Trillo, abogado y director de periódicos (colaboró en los primeros números de la cabecera local "Galicia Nueva"), a quien se recuerda en la vía que va desde la Praza de España hasta la de Galicia.

Filántropos

La carretera de subida a Cornazo lleva el nombre de Agustín Romero, un hombre natural de esa parroquia vilagarciana que hizo fortuna en Uruguay con negocios en el comercio y la agricultura. Llegó a ser consuegro de un jefe de gobierno uruguayo, según la investigación de Viana y Vila Fariña, y de regreso a Vilagarcía financió docenas de obras públicas. Así, construyó una escuela para 100 niños, costeó la ampliación del cementerio parroquial y viviendas para personas necesitadas, y participó en la fundación de la Cruz Roja.

Luisa Vila Janer, por su parte, tiene su calle en el entorno de la estación del tren, y fundó a finales del siglo XIX un pequeño hospital para pobres, al que dotó de una renta de 500 pesetas al año, y que es el origen del actual asilo de ancianos. Se da la circunstancia de que Luisa Vila Janer es una de las pocas mujeres que le da nombre a una calle o plaza de Vilagarcía. La falta de mujeres en el callejero de esta ciudad no ha pasado desapercibido para muchos vecinos, y en noviembre pasado el grupo de gobierno socialista anunció a instancias del colegio de Rubiáns que se iba a convocar para ese fin una comisión de revisión del callejero. Pero todavía no se ha producido ningún avance en ese sentido.

De todos los sectores

Jesús Elpidio Villaverde fue alcalde de Vilagarcía durante la Segunda República. Estuvo en dos ocasiones distintas en Buenos Aires. Durante la primera travesía en barco que hizo a Argentina se amotinó por los abusos que sufrían los emigrantes gallegos que iban a bordo. Ya de vuelta en Galicia participó en las Irmandades da Fala y presidió la Cámara de Comercio. Tras el estallido de la Guerra Civil vuelve a Buenos Aires, donde colaboró con Castelao en la fundación del Consello de Galiza. Su calle es la de la sede de la Agencia Tributaria.

Enrique Valdés Bermejo, que presta su nombre al parque de O Castriño, fue un destacado farmacéutico. Fue profesor de la Universidad Complutense de Madrid, científico colaborador del Centro de Investigaciones Científicas, y fundador de varias asociaciones locales, como A Cantarela, muy activa actualmente cuando empieza la temporada de setas.

De Francisco Ravella y Arenas, Viana y Vila Fariña cuentan que fue el artífice del actual consistorio (de ahí que le dé nombre a la plaza donde se levanta el mismo), aunque falleció antes de ver terminada la obra. Nacido en Barcelona, fue alcalde de Vilagarcía y construyó el edificio de A Peixería.

José Fariña Ferreño (su calle es una de las paralelas al río de O Con) fue economista, y propició la llegada a la ciudad de importantes sumas de dinero del Banco de Crédito de España a mediados del siglo pasado.

La calle Gumersindo Nartallo (entre la plaza de la Independencia y los jardines de Ravella) recuerda por su parte a un hombre de negocios que cedió varios terrenos al Ayuntamiento en la conocida como "Huerta del cura". Una empresa familiar todavía conserva hoy en su día su apellido.

Y en el callejero local no podía faltar una alusión al fundador de la ciudad, García Caamaño, constructor también en el siglo XII de la torre-fortaleza que tiempo después fue creciendo hasta convertirse en el actual pazo de Rubiáns. Su calle es hoy un paseo peatonal entre la plaza de abastos y el río de O Con.

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