Javier Blanco es el presidente de la asociación Virxe do Rosario, de Vilaxoán.
-Los técnicos de la comisión aluden a la existencia de "usos y costumbres" de los mejilloneros inseguros para la navegación.
-Hay que tener cuidado con las decisiones que se toman en los despachos, porque pueden terminar haciendo que salir al mar sea una odisea. Nadie quiere los accidentes de tráfico, pero se producen. Y lo mismo ocurre con los siniestros en el mar. La seguridad total es imposible. Pero lo que no puede ser es que ahora los legisladores se pasen de frenada. Hay que recordarles que fue el propio sector mejillonero el que diseñó la maquinaria con la que trabajamos y quien mejor conoce su funcionamiento, y que llevamos más de 50 años trabajando y gracias a Dios desgracias como la del "Paquito" se cuentan con los dedos de la mano.
-Algo en lo que inciden mucho los autores del informe es en que los barcos mejilloneros no están preparados para salir de las rías.
-La capacidad de los bateeiros para navegar está sobradamente demostrada. Que nadie olvide que cuando hubo que salir por el chapapote del "Prestige" fueron los barcos de batea y entonces no se dijo nada de que no pudiésemos navegar fuera de las rías. Los traslados entre rías siempre se hicieron en barco y no hace tanto cuando había que ir a la cría a Muros o a la Costa da Morte ibas con embarcaciones que navegaban poco menos que a remos, y no pasaba nada.
-¿Hay requerimientos de seguridad que considere excesivos?
-Sí, por ejemplo la obligación de llevar el botiquín. Eso está bien para un barco que esté faenando en el Gran Sol, pero no para los que estamos a 15 minutos de tierra. Si hay un herido a bordo es más fácil trasladarlo a tierra que ponerse a coserlo en el mar. Y seguro que eso es también lo que preferiría el herido.
-¿Cambiaron los requisitos para salir de las rías con un bateeiro desde el naufragio del "Paquito"?
-Sí, hoy en día tienes que llevar una serie de equipos, como una balsa salvavidas o una baliza, que no recuerdo que se pidiese algo así en la vida.
-¿Qué diría entonces a quienes regulan la actividad pesquera?
-Lo más importante es que cualquier norma nueva que quieran aplicar tendrán que consensuarla previamente con el sector, y que ha de ser coherente con cada actividad. Lo que hace falta es sentido común, no normativas que sean barbaridades.
