Los vecinos de Sisán escucharán durante el próximo mes las campanadas "enlatadas". La parroquia ha decidido reconstruir la torre-campanario de la iglesia, después de que hace años un rayo destruyese la anterior, y la reconstrucción, hecha con ladrillo y cemento, empezase pronto a dar problemas. Así, lo que se va a hacer ahora es derruir la estructura y construir un campanario nuevo. Entre tanto no podrá funcionar la campana -que de algún modo es el nexo de comunicación entre las celebraciones de la iglesia y los vecinos-, y se sustituirá con una grabación manual que se accionará en la sacristaría y que se escuchará gracias a un par de altavoces.

El religioso salesiano Manuel Cachaldora, que atiende esta parroquia de Ribadumia, explica que la previsión es que las obras duren todo el mes de febrero, aunque eso dependerá en gran medida de las condiciones meteorológicas.

Entre tanto, los obreros empezaron ayer con los trabajos de preparación, montando los andamios que cubren en su totalidad la fachada. También van a desmontar la cruz, que se cambiará igualmente. El religioso explica que mientras duren las obras, los vecinos no podrán utilizar la puerta principal del templo, y tendrán que acceder al mismo desde una lateral. Por lo demás, no se espera que las obras afecten al día a día de la comunidad parroquial.

Subvención y donaciones

Cachaldora explica que las obras cuestan en torno a 50.000 euros. La Diputación de Pontevedra ha confirmado una subvención con la que se cubre aproximadamente la mitad de ese coste, y los vecinos asumirán también una parte importante de la obra, ya que se ha acordado que cada casa haga una donación de 50 euros.

No obstante, a la parroquia aún le falta algo para reunir la cantidad solicitada por la empresa constructora. Manuel Cachaldora revela que están a la espera de que el Ayuntamiento les conteste si pueden colaborar con algo o no, y que con independencia de eso se intentará reunir el dinero que falta.

Una de las razones del elevado presupuesto de esta actuación es que toda la estructura de la nueva torre será de de piedra, dado el mal resultado que dio el ladrillo en el anterior arreglo.

Para llevar a cabo esta obra, el Arzobispado tuvo que gestionar un permiso con la Dirección Xeral de Patrimonio, que se fue alargando en el tiempo.

En O Salnés hay varios ejemplos de vecinos que asumen total, o parcialmente, el arreglo de sus monumentos religiosos, como ya han hecho o están intentando hacer los de Caleiro o los de Vilanova con el templo de A Pastoriza. En otras ocasiones, como ocurrió en Ribadumia, fueron Diputación y Concello quienes asumieron el gasto.