Cuando el gobierno de O Grove decide elevar a pleno el expediente de reversión de la adscripción de los terrenos costeros del puerto, lo hace desde el convencimiento de que "es necesario adecuar la realidad actual a la situación de O Corgo, ya que parte de esos terrenos están ocupados por actividades de restauración y hostelería".
El informe jurídico emitido resalta que según la normativa vigente un puerto marítimo es el conjunto de espacio terrestre, aguas marítimas e instalaciones que, en la ribera del mar o de las rías, reúna condiciones físicas, naturales o artificiales y de organización que permita la realización de operaciones de tráfico portuario". Evidentemente estos requisitos se dan en toda la fachada de O Corgo donde se encuentran las rampas de carga y descarga, las zonas de amarre y pantalanes. Incluso en el entorno de la lonja de contratación y de las casetas de usos pesqueros. Pero desde luego nada tiene que ver con el uso marítimo o portuario ese otro gran espacio, desde el consistorio hasta Beiramar, en el que se sitúan jardines, red viaria, explanadas y terrazas de hoteles y restaurantes.
Lo que hace ahora el Concello es pedir al Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente que solicite un informe a la Xunta -se establece un plazo de un mes para que lo haga- sobre la situación en que se encuentra el terreno de O Corgo.
Si la comunidad autónoma se manifiesta de acuerdo con el procedimiento el Ministerio podrá proponer la Consejo de Ministros la reversión de los terrenos. En caso de que la Xunta se posicione en contra "se procederá a abrir un periodo de consulta entre ambas administraciones para resolver de común acuerdo las diferencias".
Lo que procede ahora, según indica el alcalde en el informe jurídico, es "tomar el acuerdo plenario en el sentido de activar el proceso instando al Estado a que, en base al proyecto técnico y los informes necesarios, acuerde incoar expediente de reversión de los terrenos del puerto de O Grove no destinados a los usos que le son propios".
