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La Lei de Acuicultura de Galicia, a debate · La consellería defiende su anteproyecto

Maneiro: "No se podrá obligar a las cofradía a transformar el marisqueo en acuicultura"

"Con la nueva ley los bancos de cultivo colectivos no podrán ser explotados por empresas privadas"

Juan Carlos Maneiro (1º i.), con la conselleira y los bateeiros. // X.A.

Juan Carlos Maneiro Cadillo, secretario xeral de Mar, es una de las personas que mejor conocen el anteproyecto de la Lei de Acuicultura de Galicia sometido a exposición pública y presentado al sector durante las últimas semanas. El documento ha provocado una fuerte contestación social, por lo que, como número dos de la Consellería y buen conocedor de la pesca, el marisqueo y la acuicultura, puede despejar algunas incógnitas planteadas.

-¡Menuda la que se ha montado! No es todo el sector el que está en contra, pero el grueso de las cofradía y agrupaciones de bateeiros están que muerden con este anteproyecto... ¿Esperan una reacción así?

-En absoluto, y mucho menos en esta fase inicial, cuando todavía se encuentra en fase de alegaciones. Creo que el problema puede no estar específicamente en la propia ley, sino en una oposición radical al desarrollo de la acuicultura inducida por ciertos sectores. Un temor en parte entendible debido a una mala praxis del pasado, cuando de manera irresponsable desde ciertos colectivos y auspiciados por otros gobiernos se quiso hacer calar en la sociedad la idea de que la acuicultura es sinónimo de contaminación, a pesar de que en realidad se trata de todo lo contrario.

-¿De qué?

- La acuicultura es muchas cosas. Mucha gente está desarrollando proyectos acuícolas sin entenderlos como tal. Valga como el ejemplo la paradoja de algunas cofradías que se oponen a la ley cuando muchas de ellas están desarrollando proyectos de acuicultura asentados o experimentales como, por ejemplo, los criaderos. También los bateeiros son acuicultores y a nadie se le ocurre poner en duda la sostenibilidad de su actividad sino apoyarla y defenderla. Pues bien, teniendo en cuenta que estamos hablando de una actividad que se desarrolla en el dominio público, nuestra obligación como Administración está en explorar todas las vías e intentar sacar el máximo rendimiento posible para el desarrollo socioeconómico de Galicia, cumpliendo con todas las garantías medioambientales.

-¿Pero parece que ésta es un vía muerta?

- ¿Pero por qué? Repito que la ley está en su fase inicial de tramitación, precisamente para que los colectivos implicados y la sociedad en general puedan emitir su opinión y proponer modificaciones o aclaraciones al texto. Tras el análisis de estas propuestas se presentará el texto ya definitivo, que todavía podrá sufrir modificaciones a lo largo de su tramitación, especialmente en su paso por el Parlamento, que será quién la apruebe o rechace definitivamente. En este contexto me llama la atención que se pida la retirada de un texto provisional cuando aún se desconoce qué alegaciones de las presentadas se recogerán en el texto definitivo y cuáles se rechazarán.

-En cualquier caso ese texto buscará la transformación del marisqueo en acuicultura, que es uno de los ejes de la ley y, por cierto, una de las mayores preocupaciones.

- En la Consellería nos sentimos muy orgullosos del marisqueo, pues se trata de un modelo único de desarrollo socioeconómico y organización sectorial. Pero desde hace ya mucho tiempo también realiza labores de acuicultura, y este anteproyecto de ley lo que propone es la posibilidad de que aquellos bancos marisqueros donde así lo decidan quienes los vienen explotando ahora puedan pasar a cultivarse en régimen de acuicultura, con las ventajas y las obligaciones que conllevaría. La ley reserva la decisión de optar o no a esta transformación en manos de quienes actualmente están explotando los bancos, que en la inmensa mayoría de los casos son las cofradías.

-Pero hay pósitos que no quieren verse obligados a dar el paso.

-Pero la ley deja claro que es de carácter voluntario. No se podrá obligar a ninguna cofradía o agrupación de mariscadores a dar este paso. El anteproyecto incluso va más allá, declarando también la obligatoriedad de mantener la estructura colectiva del marisqueo transformado en acuicultura. Y esto, sencillamente, implica que estos bancos no podrán ser explotados por empresas privadas, pues carecen de ese carácter colectivo. Además será la Administración la que regule los procesos de entrada de nuevos mariscadores/acuicultores en estos bancos, evitando así arbitrariedades y situaciones injustas.

-¿Pero esos bancos pueden quedarse en manos de las multinacionales o no?

-Estos bancos pasarán a denominarse parques de cultivo colectivo, por lo que no parece que haya ninguna duda en el propio nombre de cuál es la intención del anteproyecto a este respecto. En definitiva, aquellas cofradías o agrupaciones de mariscadoras que no quieran dar el paso a la acuicultura quedarán exactamente igual que están ahora. Lo que no me parece razonable es que quién no quiera dar este paso pretenda impedir que otros lo den en sus concesiones.

-Por mucho que así sea, los sectores productivos dicen que si después no tiene rentabilidad pueden perder esos bancos colectivos.

-Lo he oído y sé que se está utilizando en las reuniones con el sector para descalificar esta opción voluntaria y meter "miedo en el cuerpo" a la gente. Dicen que si no hay rentabilidad estos bancos se darán a empresas privadas para su explotación. Seré claro: eso es sencillamente falso.

-¿Es algo así como el cuento de Pedro y el lobo?

-¿Alguien puede acusarnos de querer entregar las bateas a las grandes empresas cuando en 2009, a nuestra llegada al gobierno de la Xunta, lo primero que hicimos fue poner los contadores a cero modificando la Lei de Pesca del anterior gobierno, que pretendía sacar a concurso absolutamente todas las bateas de Galicia con carácter inmediato. En solo seis meses fuimos capaces de modificar la ley de 2008 dando otros treinta años de tranquilidad a los titulares de las concesiones de mejillón y ostra. La verdad es que seríamos del género tonto si por un lado pusimos los contadores a cero y ahora hacemos una ley para quitarle las bateas a sus titulares y dársela a multinacionales.

-Como sucede con los parques de cultivo de Carril...

-Igual, y ahí también se está utilizando la misma mentira para descalificar el anteproyecto de ley. Si quisiéramos entregar estos parques no estaríamos a punto de finalizar su revisión para darles el título de la concesión que venían explotando más de 600 familias de Carril desde hace muchos años sin documento alguno que los amparase o les reconociese los derechos adquiridos. Pues bien, en unos meses finalizamos el proceso por el cual cada cultivador tendrá la titularidad para la explotación de su parque. Si nuestra intención fuese entregar los parques de Carril a las grandes empresas, no nos hubiéramos metido en este proceso. Por otra parte, me parece adecuado recordar que el anteproyecto de ley no introduce ningún cambio respecto de la legislación en vigor sobre la compraventa de bateas o de un parque de cultivo, lo que sí introduce es alguna salvaguarda para evitar la especulación, como la obligatoriedad de mantener durante diez años después de la compra la titularidad de la concesión. Esto supone la imposibilidad de vender la concesión en esos diez años para evitar así la especulación con las concesiones. Por lo tanto, ¿qué sentido tiene decir que el anteproyecto de ley está pensado para que se queden con todo las grandes empresas si la novedad que introduce lo que hace es evitar que se especule?

-Hablando de introducir... ¿se van a introducir especies exóticas o invasoras en la ría?

-Se establecen una serie de condiciones para su cultivo; de lo que se trata es de no cerrar los ojos a la realidad, coger el toro por los cuernos y legislar este vacío. Existe una muy rigurosa legislación nacional y europea que fija las condiciones para que el cultivo de estas especies se realice en condiciones adecuadas e impedir daños al medio. El anteproyecto va un poco más allá en las medidas de control a establecer, con lo que entendemos que queda perfectamente garantizada la inocuidad para nuestras rías de este tipo de cultivos. No podemos olvidar que la almeja japónica, la ostra rizada o la trucha arcoíris son solo algunos ejemplos de esta categoría y hoy en día ya tienen un amplio cultivo en Galicia. Se trata, insisto, de ser inflexibles aplicando la norma, pero sin ponerse una venda en los ojos obviando la realidad y dejando un vacío.

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