La convocatoria del Ministerio de Fomento para poner en valor los 18 yacimientos galaico-romanos de la provincia de Pontevedra ha despertado un enorme interés entre 16 empresas de restauración y arqueología de toda España, con firmas procedentes de Madrid, Barcelona, Salamanca y también gallegas, en especial de Santiago de Compostela y de la provincia de Pontevedra.

La misión es compleja porque se trata de poner en valor en los ejes turístico y educativo todos los asentamientos de la Edad de Hierro que se han excavado a los largo de los últimos cincuenta años, desde el Monte do Castro (Besomaño-Ribadumia) a Santa Tegra (A Guarda) pasando por Valga, Marín, Cangas, Cotobade o Cuntis, por citar algunas de las localidades.

Con todo, el Monte do Castro va a ser el motor de la musealización de un proyecto que tiene un presupuesto general de cuatro millones de euros, lo que supone un promedio de 156.000 euros, si bien el reparto se decidirá en función de las actuaciones que se obren en cada uno de ellos, actuaciones que se conocerán a partir del 11 de febrero, cuando presenten las ideas.

Sobre el yacimiento de Ribadumia gira el proyecto más ambicioso y los técnicos tendrán que esmerarse a la hora de presentar ideas para multiplicar el atractivo del mismo, sin obviar la continuidad de las actuaciones que han quedado pendientes tanto en la croa como en la entrada original del poblado.

El responsable del servicio de Arqueología de la Diputación, Rafael Rodríguez explicó a los asistentes que se trata de presentar un proyecto ambicioso pero que a la vez se adecue a los criterios de restauración que se han seguido hasta ahora y los establecidos por la Dirección General de Promoción Cultural de la Xunta de Galicia.

Ello no es óbice para que las ideas que se propongan carezcan de un alto grado de originalidad. En el recorrido por los castros de Besomaño, A Lanzada y Adro Vello, los asistentes lanzaron alguna propuesta como la creación de personajes virtuales con presencia permanente en el recinto, recrear una cabaña completa en la entrada al castro o modificar el actual acceso de forma que la entrada sea la original.

Además de la continuidad en la recuperación del yacimiento de Besomaño, la empresa que se adjudique el proyecto del Ministerio tendrá que presentar una imagen de la Ruta de los 18 castros, a la vez que presentar la sinaléctica y proponer el mobiliario adecuado a estas estructuras, por lo que deberán ser perfectos conocedores de cada uno de los recintos en los que se trabajará en los próximos dos o tres años.

La señalización en los castros es fundamental a la hora de comprender la etapa en la que éstos estuvieron ocupados, a veces largos períodos como ocurre en Besomaño en cuyas excavaciones se determinó que en este lugar hubo vida desde el siglo VI antes de Cristo al I de la presente Era, es decir casi siete siglos hasta que en una invasión de los romanos se incendió el poblado. Todos estos datos han sido corroborados tanto por los análisis practicados con el carbono-14 sobre los restos carbonizados existentes como por el hallazgo de una dolabra romana, un arma de doble filo que debió de perder uno de los legionarios en aquella intervención.

Si esta curiosidad puede llamar la atención de los visitantes, estos no pueden marchar del castro sin conocer las distintas tipologías de viviendas y estructuras que se han exhumado en el yacimiento, pues además de las típicas cabañas circulares, destaca la presencia de una casa-patio o las instalaciones auxiliares como almacenes, establos u hornos, reflejo de una sociedad mercantil primaria pero que mantenía relaciones por mar con el Mediterráneo.