Los comuneros de la parroquia vilanovesa de András han aplazado hasta después de las fiestas de Navidad cualquier reunión para impulsar la recuperación del yacimiento de Monte Lobeira, un proyecto que lleva años gestándose pero que no acaba de arrancar, pese al interés de varias administraciones, sobre todo la Mancomunidade, por convertir este espacio en un punto de visita obligada para los turistas.

El motivo no es otro que las vacaciones de Navidad, que han dejado a la Diputación prácticamente en cuadro, lo que dificulta cualquier tipo de encuentro para impulsar un proyecto de estas características.

Una vez pasadas las fiestas, los comuneros tienen previsto solicitar un encuentro con los responsables de Turismo del ente provincial para comenzar a perfilar cuales van a ser los términos de la actuación a realizar en esta pequeña atalaya desde la que se puede observar toda la ría de Arousa.

Comuneros y Diputación llevan tiempo negociando los términos en los que se va a desarrollar la actuación arqueológica, unos términos en los que han mantenido más de una diferencia.

De hecho, los comuneros llegaron a devolver el borrador inicial planteado desde el ente provincial para que se modificasen varios puntos, en especial, el tiempo de ocupación de los terrenos y la ausencia de una comisión de seguimiento en la que estuviesen incluidos y cuyas reuniones fuesen periódicas.

El ente provincial aceptó esas dos propuestas y desbloqueó un proyecto que se iba a poner en marcha a principios de 2015, pero que se ha ido dilatando en el tiempo de manera inexplicable.

Antigua fortaleza

El objetivo de la actuación arqueológica es sacar a la luz los restos de la antigua fortaleza de Lobeira, una construcción que coronaba esta atalaya en la Edad Media y que llegó a ser asaltada por los Irmandiños.

Los propios comuneros impulsaron las primeras actuaciones arqueológicas en la zona hace ya más de un lustro, llegando a sacar a la luz unos 25 metros longitudinales de la antigua muralla y un aljibe que servía para recoger el agua de la lluvia y almacenarla para los habitantes de la fortaleza en caso de estar cercados.

Tras estos hallazgos, las prospecciones arqueológicas tuvieron que ser suspendidas por la falta de financiación, pese a que los comuneros trataron de implicar a administraciones públicas y privadas en el proyecto. Tras varios años de parálisis, fue la Mancomunidade la que resucitó el proyecto, implicando a la Diputación en el mismo.

La propia Mancomunidade también realizó una recreación en tres dimensiones de lo que fue la antigua fortaleza y ha acondicionado un pequeño mirador en las inmediaciones más accesible para discapacitados.