-¿Le gusta su trabajo?

-Cada día me siento más orgulloso de haber optado por esta opción laboral. La función de ayudar a los demás es algo muy reconfortante y gratificante. Muchos de los que critican nuestra labor en público, en privado te comenta que hacemos falta. Esto es así. Estoy contento en Tráfico, y en Lugo, pero no descarto pedir Lalín algún día como futuro destino.

-¿Cómo hace para compaginar su trabajo con el CD Lalín?

-Lo compagino porque, al final, te ayuda a evadirte. A mi me gusta el deporte y tuve la oportunidad de ayudar. Ahora mismo, lo que hacemos en el Lalín es ayudar que no desaparezca. Eso sí, es algo que te resta muchas horas de familia a lo largo del año.

-¿Sabía dónde se metía cuando entró en la gestora rojinegra?

-Yo no entré a gestionar, lo hice por echar una mano. Lo que pasa es que como soy el que más tiempo libre tiene de la gestora, fui el que más me impliqué. Es complicado porque ahora mismo la situación económica de Deza es la que es, y no la que había cuando el equipo estaba en Tercera. Los patrocinadores no pueden aportar como antes, y el fútbol es dinero a todos los niveles.

-¿Es optimista con el futuro del club? ¿Peligra su existencia?

-Yo creo que el Lalín no va a desaparecer. Pienso que se va a mantener y que eso pasa por un entendimiento total con la Escola de Fútbol Lalín. Hay un equipo cercano que está teniendo un éxito bastante importante como el Estradense, y se basa en el modelo conjunto. Es muy complicado en un pueblo como Lalín intentar vender fútbol en dos frentes distintos. Al empresario es difícil hacerle distinguir entre la escuela y el Lalín porque tiene un dinero para el fútbol, y se lo va a dar al primero que pase. No es tan difícil llevar un club como el Lalín, aunque tampoco es fácil, pero resulta evidente de que hacen falta más directivos para realizar una labor como la que estamos haciendo nosotros ahora en la junta gestora.