La captura de poliquetos -miñocas, gusanos de mar o como quiera llamárseles- parece un experimento que ha salido mal en las rías, al menos como complemento del marisqueo.
Hace años se reguló su extracción y diferentes cofradías de pescadores, entre ellas varias arousanas, presentaron planes de explotación.
La idea era que sirvieran de complemento económico para las mariscadoras, tratando de comercializar los poliquetos con destino a empresas especializadas en pesca deportiva, o incluso buscando otra salidas a los gusanos.
Pero los escasos ingresos obtenidos en los últimos años han desanimado a muchos, hasta tal punto que a punto de finalizar el presente ejercicio aún no se llevó a lonja ni un solo kilogramo de estos bichos.
Desde el año 2002 hasta 2014 se habían comercializado algo más de 30 toneladas de "bicho", "gavilán", "miñoca de area" y "miñoca de tubo", con un resultado de 1,3 millones de euros repartidos entre lonjas como A Coruña, Baldaio, Carnota, Corme, Espasante, Ferrol, Redondela, Miño, Vilaboa, Foz, Carril, Vilanova, Vilaxoán y Cambados, aunque en algunos de los casos con cifras meramente anecdóticas.