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Devoción en Dena por Santa Lucía

La celebración constituye el anticipo de las fiestas navideñas

Una rosquilleira vendiendo los productos tìpicos de la fiesta. // Noé Parga

Cientos de devotos de toda la comarca se pasaban a lo largo de la jornada de ayer por Dena para rendir culto a Santa Lucía, abogada de los males de la vista, y una de las celebraciones de más solera en el municipio meañés. Cierto que se trata de una festividad limitada únicamente a una vertiente religiosa, sin actos lúdicos ni verbena alguna. Aún así es fiesta de tradición entre los vecinos de Dena, por cuanto son muchas las familias que reúnen a los suyos en este día alrededor de una buena mesa, en un anticipo de las celebraciones navideñas.

Eso sí, al coincidir en domingo la afluencia de gente fue ayer mayor en que en otras ediciones. El cura párroco, Aurelio Ares, que oficiaba junto con otros sacerdotes durante la jornada, así lo reconocía: "sobre todo desde media mañana es cuando se ha notado mayor presencia de gente, en comparación con otros años, con misas llenas, e incluso gente agolpada en la puerta". Concentraciones de este tipo son aprovechadas por los amigos de lo ajeno, y ayer en Dena no fue una excepción, por cuanto una vez más se registró alguna actividad de carteristas durante la mañana.

Las misas rezadas se sucedieron entre 9 y 12 de la mañana. La banda Unión Musical de Meaño cumplió con la tradición y realizó un pasacalles antes de la misa solemne, que se celebró a la 13 horas cantada por el coro parroquial, presidió junto a la santa la procesión posterior y amenizó al atrio a la salida de la misa. Por la tarde se celebraban dos oficios religiosos más, a las 18 y 19 horas.

En los alrededores del templo, presencia de tres puestos de rosquillas, más un cereiro, que capeaban una jornada que se fue enfriando en lo climatológico. "Las fiestas de invierno siempre son flojas en cuanto a ventas -reconocía la rosquilleira Carmen Soutullo, que lleva viniendo desde hace 30 años desde Caldas con su puesto a Dena-, menos mal que aquí no nos cobran tasa alguna, y eso nos compensa en parte". Amén de rosquillas, ofrecía en su puesto quesos de Arzúa, chorizos, miel y pan de diversos tipos "que elaboro de forma artesanal en un horno de leña en casa". "Sigo vendiendo las rosquillas a 3 y 4 euros -explica-, como hace cinco años, y eso que a mí me las han subido, pero aún así las ventas han bajado mucho con esto de la crisis".

Mientras, en el puesto de al lado, el rosquilleiro local Manuel Toba, a la par que atendía un pico de venta tras la misa de doce, lo simplificaba: "Santa Lucía siempre es Santa Lucía -sentenciaba-, cuadre en laborable o fin de semana, y siempre se vende más o menos lo mismo", si bien se felicitaba porque el próximo año la celebración recupere su condición de festivo local para paliar en parte el efecto de cuadrar para entonces en día de semana.

La policía local de Meaño coordinó un pequeño dispositivo de seguridad en los alrededores de la iglesia, en un fiesta que los agentes al frente del mismo definieron como "tranquila y familiar, con mucha gente mayor".

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