María Ordás es muy dura con la clase política. "Esa gente no está escapando de Siria por escapar, sino para salvar sus vidas, y ya no es que no les estemos dando la oportunidad de vivir más o menos dignamente, es que ni siquiera les estamos dando la oportunidad de sobrevivir". Afirma que cuando vio la foto del niño en Turquía "lloré de pena", pero que a día de hoy "la gente está muriendo en los campos de refugiados de hambre y de frío". "En Grecia los tienen como animales, en establos".

En lo que respecta al temor de que entre los refugiados haya terroristas del Estado Islámico, y de que los atentados de París pueda por lo tanto ralentizar aún más el proceso, Ordás señala que "eso es una excusa, y la prueba es de que los terroristas ya estaban aquí, en Europa, antes de la oleada de refugiados. Si unos padres se tiran al mar con un niño de 12 meses en brazos es que están desesperados".

También Beatriz Laya opina que la referencia al terrorismo puede ser un pretexto para ralentizar la solución. Y en este sentido, afirma que "el terrorismo islámico no es una salida aceptable, pero tampoco podemos olvidar que en parte es una reacción a acciones emprendidas antes por Occidente". En cualquier caso, Laya no cree que los asilados sirios vayan a ser finalmente realojados de forma masiva en la Unión Europea. "La sociedad sí que les daría cabida, pero creo que hay unas trabas políticas que son infranqueables".

María Luz Durán, en cambio, no pierde la esperanza. "Yo sigo a la espera, y si finalmente necesitan mi ayuda estaré encantada de ofrecérsela". De hecho, cuando le preguntaron durante cuánto tiempo estaría dispuesta a colaborar en sus gabinetes psicológicos de Cambados o Pontevedra afirmó que durante todo 2016. E incluso más, si hiciese falta.