La comunidad de montes de Rubiáns se convierte en promotora de uno de los primeros cementerios civiles de Galicia, amparada en el cambio de la normativa, por lo que podrá sacar adelante por fin el proyecto diseñado inicialmente como ampliación del parroquial y que se paralizó por falta de acuerdo con el representante de la Iglesia. Este fue uno de los principales asuntos abordados por los comuneros en la asamblea ordinaria de la agrupación.

El cementerio civil se instalará en una parcela pegada al parroquial, que fue adquirida por la Comunidad de Montes hace tiempo para ampliar el camposanto de la parroquia.

Se trata de una parcela de 1.800 metros cuadrados que fue adquirida por 75.000 euros y que ya cuenta con calificación urbanística para uso de cementerio. A este dinero los comuneros sumaron 9.000 euros en concepto de gastos de Notaría y 4.000 euros por el preceptivo informe geológico. Con los terrenos en su poder la directiva contactó con el arquitecto vilagarciano Manuel Freijeiro, quien redactó un proyecto básico para la ampliación del cementerio parroquial. El trámite se completó en septiembre de 2012 y, como explicó el presidente de los comuneros Xurxo Abuín, se envió al Concello de Vilagarcía donde comenzó a "dormir el sueño de los justos".

La primera traba la encontraron en la Consellería de Sanidade, que exigía una cantidad de documentación entre los que figuraba el expediente de legalización del actual camposanto parroquial y la solicitud para acometer su ampliación. Dado que la Iglesia es titular de los terrenos de esta necrópolis, las gestiones de los comuneros se encaminaron hacia la Vicaría. Pero el vicario canceló la entrevista con el colectivo y delegó todo el asunto en el ecónomo de la Diócesis, Crisanto Rial López.

Según explicaron los comuneros, el planteamiento que hicieron no gustó al religioso, quien les pidió que escriturasen el terreno a nombre de la Iglesia.

Pero los vecinos no estaban dispuestos a ceder incondicionalmente la parcela ya que, como habían pagado la parcela plantearon la ejecución de un cementerio sin mausoleos, con panteones uniformes, igualando también a todos los feligreses también en la muerte. Reiteraron al representante de la Iglesia que lo único que pedían era que les firmase el documento de legalización del viejo cementerio, cuyo trámite estaban dispuestos a asumir, y que también la solicitud para la ampliación del mismo.

La negativa de Crisanto Rial bloqueó en un principio el proyecto, aunque, por suerte para los vecinos de Rubiáns, hubo una modificación legislativa con el Decreto de sanidad mortuoria, en el que se indica que la diferenciación de cementerios públicos y privados debe cambiar, ya que lo que importa es su funcionalidad y no a quien pertenece. Se abre así la puerta para que la comunidad de montes de Rubiáns se convierta en promotora de un camposanto junto al parroquial.

El siguiente paso fue reunirse con los técnicos municipales y con el alcalde Alberto Varela, quien consultó con la secretaria municipal Rosa Losada la posibilidad de que los comuneros se conviertan en promotores del cementerio.

Con el visto bueno general en el Concello, la directiva de los comuneros comenzó a negociar con el gobierno local un convenio para ayudar a financiar las obras complementarias que necesitará la nueva necrópolis, tales como cierre perimetral, aseos, dotación de agua, etcétera. En un principio, los comuneros apreciaron buena voluntad por parte del gobierno municipal para llegar a acuerdos, por lo que están adaptando el proyecto a la nueva situación para presentarlo, obtener la licencia y poder comenzar las obras cuanto antes. Empezarían por la construcción de un bloque de 50 panteones.