| Juegos de luces para ambientar cada parte de la exposición, una voz en off que explica diversos pasajes religiosos, el mecanismo que dota de movimiento a medio millar de figuras funcionando sin parar, un escenario cuyo techo ha sido pintado para simular el firmamento... Cada detalle cuenta en el Belén inaugurado ayer en Valga, hecho realidad por una asociación formada por una treintena de personas que derrochan ilusión y ganas de agradar. "Siempre tratamos de hacerlo lo mejor posible, introducir sorpresas y contentar al público", explicaban con orgullo los integrantes de este colectivo que dirige María del Carmen Castiñeiras. Eran las seis de la tarde, cuando comenzaba la visita a esta obra y el local ya estaba repleto de público. En el exterior unas doscientas personas formaban una larga cola esperando poder entrar. Y esto no ha hecho más que empezar.