La sala de vistas de los juzgados de lo Social de Pontevedra acogieron ayer el juicio por el despido de tres trabajadores de la lonja de Cambados, a los que la cofradía acusó de sustraer marisco para venderlo posteriormente ellos a depuradores u hosteleros. Los despedidos, por su parte, denunciaron al pósito por despido improcedente y reclaman su readmisión, alegando que en ningún momento robaron marisco, ya que según su versión se lo entregaron a un restaurante que no podía comprar directamente en la lonja, pero que después el dinero iba a parar a las cuentas de la lonja.

El juicio se celebró en la Audiencia Provincial, y se personaron los tres trabajadores despedidos como parte demandante, y el patrón mayor de la cofradía de Cambados, Ruperto Costa, como parte demandada. Comparecieron asimismo en la sesión más de media docena de personas en calidad de testigos.

Los hechos que motivaron los despidos ocurrieron supuestamente en agosto. La cofradía sostiene que los tres empleados de la lonja sustraían pequeñas cantidades de almeja de los lotes que se iban a subastar posteriormente, y que ese marisco se lo vendían posteriormente a un restaurante de Cambados que no podía comprar en la lonja debido a que arrastra una deuda económica con la misma desde 2011. Según el pósito, los hechos están acreditados por unas grabaciones, en las que se vería a los exempleados sacar capachos con almeja de la lonja.

La versión de los tres operarios cesados es completamente distinta. Según ellos, han sido víctimas de una venganza política, ya que están vinculados al Partido Popular de Cambados, mientras que la dirección del pósito estaría en manos de personas afines a la izquierda local. Sobre esto, recibieron poco antes de entrar en la sala el apoyo moral del exalcalde de Cambados y actual portavoz del PP local, Luis Aragunde, que también fue en su día trabajador de la lonja.

Además, los despedidos plantean que en ningún momento robaron almeja, y que lo que hicieron fue despachársela a un restaurante que no podría adquirirla directamente en la subasta, puesto que tendría que comprarla a una depuradora, y ésta a su vez vendérsela al restaurante. Además, sostienen que esta era una práctica habitual en la lonja de Cambados y consentida por la dirección de la cofradía. Así las cosas, lo que intentará ahora determinar el magistrado es si en efecto los tres empleados actuaron sin mala fe, y que esa práctica estaba arraigada, o si por el contrario fue un hurto de marisco.