Un punto de encuentro y una línea sobre la que trabajar. Eso es lo que busca el alcalde de A Illa, Carlos Iglesias, en el encuentro que va a mantener el próximo martes con los responsables de Costas y en la que se espera buscar una solución para rebajar la línea de protección marítimo-terrestre en varios puntos del litoral. El propio Iglesias señala que "nuestro objetivo en este encuentro es tratar de encontrar lugares en común que permitan desbloquear el crecimiento urbanístico de A Illa, porque con la nueva ley, esto no ocurre".

A Illa lleva años reclamando un trato especial para su urbanismo, basándose sobre todo, en su particular orografía y en que el interés del Concello es preservar los espacios naturales existentes pero sin coartar un crecimiento urbanístico moderado, que se ve limitado por la Ley de Costas. Las modificaciones a la Ley, abrieron la posibilidad de plantear el reconocimiento de determinados núcleos como urbanos. Sin embargo, la denegación de las alegaciones para que A Illa pudiese acogerse a la disposición transitoria primera no han ayudado en nada al objetivo, por lo que el Concello no ha tenido otra que recurrir al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) e interponer un recurso contencioso administrativo.

Tanto el regidor como la arquitecta municipal, Pastora Parada, insisten en que A Illa no es un territorio al uso, sino que posee muchas particularidades que deben tener alguna alternativa más allá de la de aplicar la Ley de Costas a rajatabla. "A Illa es un territorio que necesita un estudio muy exhaustivo y de campo, no sirve aplicar los mismos baremos que se utilizan en otras zonas, porque aquí, el espacio es muy limitado", explican.

Aunque la revisión debería afectar a prácticamente todo el territorio de A Illa, el Concello incide en cinco puntos clave que, en condiciones normales, serían zonas urbanas, como así las califica el PXOM para un futuro.

La primera de estas zonas es Abilleira, donde la línea de protección se adentra hasta los 100 metros, algo incomprensible, ya que tanto los lugares de Gradín como Sucabirto están catalogados como entornos urbanos y la línea se sitúa en los 20 metros. "Es incomprensible que en los dos puntos entre los que se encuentra Abilleira sean considerados como urbanos, mientras que en esta zona, que posee todos los servicios, no se puede edificar", explican.

Otro de los puntos de fricción es la zona de Cabodeiro. En este entorno, el Concello ya le ganó una batalla parcial a Costas, al conseguir que las viviendas que se encontraban en el área de influencia de la dársena que allí existen fuesen consideradas como terreno urbano. Sin embargo, "la sentencia no reconoció a las viviendas y a los terrenos más próximos a la Lagoa de Braña da Veiga, cuando en esa zona también existen servicios".

El deslinde marítimo-terrestre, consideran en A Illa, tiene graves errores en varios puntos del municipio, ya que muchos de los mojones no han sido situados en el punto de pleamar más alto. Esto ocurre en otra de las zonas que están en cuestión, la de Espiñeiro.

También hay zonas que son urbanas plenamente consolidadas, pero Costas aplica los 100 metros, creando bolsas de terrenos afectados que se hallan rodeados de viviendas. En esta situación se encuentra Semuiño, el área urbana que se localiza en las inmediaciones del propio edificio del consistorio isleño. El quinto punto en cuestión es As Rubas, una de las zonas de crecimiento que tiene A Illa y que está contemplada en el PXOM para ello.

En esas cinco zonas existen entre veinte y treinta viviendas, casi todas ellas anteriores a la aprobación de la Ley de Costas en 1988. "Son legales, pero solo pueden realizar el mantenimiento, nunca una ampliación de volumen; y aún así, para realizar un simple pintado de la fachada, sus propietarios tienen que aguardar hasta ocho meses por los trámites burocráticos con los que se encuentran", explica la arquitecta. El perjuicio también afecta a los propietarios de los terrenos, que no pueden desarrollarlos cuando tienen a su disposición servicios como alcantarillado, luz o agua, como cualquier entorno urbano normal.

El Concello de A Illa tiene una superficie de siete kilómetros cuadrados. De ellos, cinco se encuentran protegidos por diferentes normativas, 1,5 son urbanos no consolidado y tan solo el 0,5 aproximadamente se encuentra considerado como urbano. Es en las zonas urbanas no consolidadas para el Plan Xeral de Ordenación Municipal donde se encuentran la mayor parte de los problemas con la Ley de Costas, a la que se suma el Plan de Ordenación do litoral (POL), redactado por la Xunta y que "tiene el 60% del PXOM bloqueado sin ningún tipo de sentido, ya que tanto la Dirección General de Costas como la administración autonómica dieron luz verde a este documento". Esperan regresar con algún tipo de compromiso bajo el brazo que sirva para desarrollar A Illa.